Estamos más allá de la mitad del mes rosa, dedicado a crear conciencia y sensibilizar sobre el cáncer de mama, el más común y el que cobra más vidas de mujeres en el mundo, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
A nivel mundial se adoptó octubre para luchar contra este flagelo ya que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) una de cada 12 mujeres del mundo enfermará de cáncer de mama a lo largo de su vida, razón por la cual son tan importantes las campañas de prevención y detección temprana, ya que con los tratamientos adecuados y oportunos esta enfermedad es curable.
Es por ello que a lo largo de todo este mes en muchos espacios públicos se desarrollan sendos eventos para crear conciencia al respecto, desde caminatas, rodadas ciclistas, conferencias, pláticas médicas, campañas de exploración asistida o en las que se alienta a la autoexploración y se recalca la importancia de llevar una vida saludable en todos los sentidos.
De acuerdo con estadistas de la OPS, sólo en América cada año más de 491 mil mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama y casi 106 mil 391 mueren a causa de esa enfermedad y para 2040 el número de pacientes diagnosticadas aumentará más de 39%, es decir, habrá 684 mil 174 enfermas y 162 mil 44 fallecimientos por esta causa.
En América Latina y El Caribe el mayor porcentaje de muertes por cáncer de mama (50%) ocurre en mujeres menores de 65 años en comparación con América del Norte.
En México, según revela el INEGI, en 2023 hubo 8 mil 34 muertes por cáncer de mama en la población de 20 años y más de las cuales 99.5% ocurrió en mujeres. La tasa de mortalidad por esta causa en este segmento de la población es de 17.9% por cada 100 mil; Sonora registró la tasa más alta (27.5%) y Campeche la más baja (9.9%).
Zacatecas registra una tasa de mortalidad de 17.4%, apenas por debajo de la media nacional.
Pero el cáncer de mama va más allá de frías cifras que para muchos no dicen nada, sólo pudieran tener un pálido sentido para aquellos que han luchado de frente contra este flagelo, una lucha que va más allá un tratamiento médico, que conlleva sufrimiento físico, emocional y económico. Una enfermedad como ésta afecta al círculo más allegado al paciente.
De acuerdo con una estimación del IMSS, el costo para tratar esta enfermedad oscila entre los 100 mil y 200 mil pesos al año. En instituciones privadas, un ultrasonido mamario podría costar hasta 3 mil 500 pesos aproximadamente, una biopsia 15 mil pesos y una mastografía unos 2 mil pesos. Los paquetes de quimioterapias pueden llegar a costar 350 mil pesos anuales y el paquete de radioterapia, los costos aumentan dependiendo de la etapa en la que se encuentre la enfermedad.
Aunque se habla de la universalidad de los servicios médicos en México, la realidad es que no todos los mexicanos tienen acceso a éstos y los que tienen, no en todos los casos reciben los medicamentos que necesitan, no sólo en este tipo de cáncer, sino en otras enfermedades igual de delicadas, hasta mortales.
He visto cómo luchan día tras días algunas queridas amigas para reunir el dinero para comprar sus medicamentos porque el Seguro Social no surte sus recetas con las medicinas que representan la diferencia entre la vida o muerte. He visto cómo se desprenden de bienes, cómo sus maridos migran para asegurar el dinero suficiente para medicamentos y/o tratamientos. He visto cómo familias se desmoronan cuando la calamidad económica entra junto con la enfermedad.
La lucha contra el cáncer de mama no es asunto sólo de instituciones públicas y privadas, sino que depende de cada uno de nosotros como individuos, tanto hombres como mujeres, pues aunque raros, también se han registrado casos de esta enfermedad en varones. La prevención siempre es más barata que el tratamiento, tanto en dinero como en síntomas y sufrimiento.
Hace unos años ser diagnosticado con cáncer, de cualquier tipo, era prácticamente una sentencia de muerte, afortunadamente para todos, la ciencia y la tecnología, la medicina y sus descubrimientos han revertido ese trágico final. Pongamos nuestra atención en nosotros mismos para mantener a salvo nuestro más preciado tesoro: nuestra salud.