El asunto de la violencia, la inseguridad, los ataques armados, los policías caídos, el secuestro de jóvenes y un largo menú de actividades ilícitas, se han convertido en una espiral ascendente que no parece tener fin.
Cada día es un nuevo episodio que lastima a la sociedad, y el gobierno empeñado su palabra en discurso hueco y carente de veracidad, hasta ahora este fenómeno social crece diariamente, pero el gobierno de David Monreal Ávila se empeña en su estrategia de combate a la delincuencia y garantizar la paz.
Hasta ahora no conocemos a detalle dicha estrategia, pensamos de pronto que como fieles epígonos de la 4T, dicen y repiten con inusitado fervor la tan sobada frase: “dedicaremos todo nuestro esfuerzo para atacar las causas”.
Quiero hacer una breve reflexión sobre esta frase que intenta argumentar que el origen pernicioso de la delincuencia se debe a la pobreza. Yo pienso de pronto lo siguiente: pobreza siempre ha existido y no se ha habían visto tales niveles de descomposición social, existe tráfico de estupefacientes porque existen condiciones para que esta actividad ilícita florezca. Esa es la verdadera razón.
Desafortunadamente la estrategia del gobierno ante todo esto es la negativa a reconocer el impacto de la violencia y la impunidad en Zacatecas –y en particular a admitir que el crimen organizado ha superado las capacidades del gobierno– esto suele tener varias motivaciones políticas y estratégicas. A continuación, detallo la verdadera estrategia del actual gobierno:
1. Preservación de la imagen pública y legitimidad: En primer lugar, no acepta que la violencia ha rebasado al gobierno, toda vez que esto podría percibirse como una debilidad o el fracaso rotundo de su administración, lo cual afectaría negativamente su legitimidad y por ende la confianza ciudadana, lo cual no debería de preocuparle mucho, pues ya está en proceso el mecanismo de revocación de mandato.
Este gobierno ha preferido mentir para evadir su responsabilidad, por si alguien no se la ha dicho el deterioro de su imagen ante la opinión pública es mayúsculo, su credibilidad es poco menos que cero, especialmente en momentos que se han vivido como la explosión de la feria y que han resultado situaciones de alta polarización o crisis.
2. Impacto en la inversión y el turismo: Está claro que reconocer la gravedad de la crisis de seguridad en la entidad, impacta directamente en la economía, ya que desalienta la inversión y el turismo. Zacatecas depende en parte de ambos sectores, y una admisión pública de que el crimen organizado está fuera de control ha llevado a que empresas y turistas busquen lugares percibidos como más seguros, ello inevitablemente agrava la situación económica del estado.
3. Dependencia de recursos federales: El gobierno estatal, así como los gobiernos locales y particularmente estados con altos índices de violencia como Zacatecas, depende en gran medida de los recursos y el respaldo de la federación para la seguridad pública. Admitir que el problema ha superado al gobierno local puede interpretarse como una demanda implícita de mayor apoyo, pero también como una falta de capacidad o coordinación. Esto podría complicar su relación con la federación, especialmente si ya existen tensiones políticas.
4. Narrativa de control y orden: Desde una perspectiva comunicacional, y en particular este gobierno ha preferido construir una narrativa de «control» y «avance» en lugar de reconocer que ciertos fenómenos están fuera de su alcance. Si bien la ciudadanía puede percibir la realidad, este gobierno ha optado por mantener un discurso que hable de progreso o esfuerzos para combatir la inseguridad, buscando reducir así la percepción de caos e impunidad que impera en el estado.
5. Compromisos y lealtades políticas: En algunos casos, puede haber acuerdos o compromisos políticos que evidentemente limitan la capacidad de actuación enérgica contra ciertos actores. Aunque esto no siempre es explícito, el crimen organizado en algunas regiones ha logrado establecer cierta influencia en las decisiones políticas o en la designación de funcionarios. Claro está que admitir públicamente la gravedad de situaciones como estas podrían afectar los frágiles equilibrios existentes y desencadenar consecuencias no deseadas.
A manera de conclusión, consideramos que la violencia en Zacatecas es un fenómeno complejo que enfrenta una gravísima crisis de seguridad, por lo que reconocemos que la administración estatal enfrenta desafíos de gran escala, los cuales requieren no sólo apoyo y coordinación interinstitucional, sino de la sociedad civil en su conjunto.
Desafortunadamente las estrategias arriba analizadas no ayudan en nada, el primer paso para curar a un enfermo es formular un diagnóstico objetivo, de lo contrario los remedios saldrán más caros que la enfermedad.
Esperamos que el gobernador y su gobierno logren modificar sus estrategias, pero si su discurso oficial sigue la misma línea que hasta ahora y continúa subestimando el problema a fin de mantener una percepción de control, desde ahora le adelantamos que eso sólo logrará profundizar la desconexión existente entre el discurso y la realidad, lo cual eventualmente va a erosionar aún más la confianza ciudadana en el gobierno estatal.