Huella ecológica: definición, cálculo y reducción

Según su estilo de vida, un individuo ejerce un mayor o menor impacto sobre el medio ambiente. Si entendemos la huella ecológica, una forma de medir el impacto que la humanidad ejerce sobre el planeta, es la superficie ecológicamente necesaria para producir los recursos consumidos por un individuo, así como la necesaria para absorber los residuos que genera.

Se utiliza como indicador de sostenibilidad de escala internacional para medir el impacto de nuestros hábitos en el entorno. El concepto del cálculo de la huella ecológica surge de los siguientes aspectos:

  • Para producir cualquier tipo de bienes y servicios se necesita un flujo de materiales y de energía que proviene de sistemas ecológicos.
  • Una vez están producidos esos bienes y servicios hasta el final de su vida útil, se necesitan sistemas ecológicos para absorber los residuos generados, tanto durante el proceso de producción, como en el uso de los productos finales.
  • La producción de bienes y servicios, así como la materia final, requieren un espacio físico que es también ocupado con infraestructuras, vivienda, equipamientos, que reduce de igual forma el terreno de los sistemas ecológicos. Y además, no sólo en el lugar donde se sitúa la edificación o maquinaria, sino que también disponen de un radio de influencia que varía según el tipo de actividad.

Existe una gran diferencia entre la huella ecológica y la huella de carbono, esta última es calculada en equivalente de CO2, tiene en cuenta todos los gases de efecto invernadero y se utiliza para evaluar el impacto de las actividades humanas en el medio ambiente.

Por otro lado, la huella ecológica tiene en cuenta todos los factores del estilo de vida, emitan o no emitan gases de efecto invernadero, que son nocivos para el entorno.

Estos dos indicadores de sostenibilidad a nivel internacional permiten de igual forma concientizar a la gente sobre su impacto medioambiental y animarla a actuar contra el calentamiento global, reduciendo sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Cada año, la fecha del día de la sobrecapacidad de la tierra se adelanta un poco más, esta fecha corresponde al día a partir del cual los humanos ya habrían consumido los recursos que el planeta puede producir en un año.

Para calcular tu huella ecológica, tienes que tener en cuenta dos factores:

  1. La biocapacidad del planeta.
  2. La actividad humana, es decir: los recursos consumidos por los humanos y sus desechos.

El cálculo de la huella ecológica se obtiene a partir de restar los recursos consumidos por cada individuo de los recursos generados por el planeta a lo largo de un año. Se expresa en hectáreas globales, por ejemplo, si un europeo necesitaría 4.5 hectáreas, un norteamericano necesitaría 6.6 hectáreas y un africano 2.7.

Los resultados de este cálculo a escala mundial muestran que la capacidad del planeta para satisfacer las necesidades de sus habitantes es insuficiente, consumimos más recursos y producimos más recursos y residuos que la biocapacidad del planeta para asimilarlos. Hemos forzado a escala mundial los límites de la resiliencia de la naturaleza.

El déficit ecológico o deuda ecológica es el resultado que obtenemos cuando restamos la huella ecológica de la biocapacidad de un lugar, este déficit no es más que falta de espacios biológicos que necesitan los humanos para satisfacer sus necesidades.

Existen varias calculadoras de huella ecológica gratuitas a disposición del usuario, permiten calcular la huella ecológica de forma rápida y sencilla entre ellas podemos mencionar: la calculadora del Global Footprint Network, mediante un cuestionario, calcula nuestra huella ecológica y nos da consejos sobre cómo podemos reducir nuestro impacto sobre el planeta. También la calculadora de la Fundación Vida Sostenible: mediante unas preguntas, calcula el número de planetas que necesita cada uno para vivir.

Reducir la huella ecológica global es, por lo tanto, asunto de todos, por lo que cada uno debe actuar a su propio nivel adoptando un estilo de vida más sostenible. Una gran parte de la huella ecológica proviene de las emisiones de carbono de las actividades humanas. De hecho, la huella ecológica de un individuo depende de su estilo de vida.

Con el fin de limitar las emisiones de CO2 y reducir así la huella ecológica, es fundamental cambiar nuestro estilo de vida, adoptando unos nuevos hábitos, por ejemplo: reducir el consumo de carne, reciclar y darle una nueva vida a los materiales, optimizar el consumo de energía, optar por una compañía de energía verde, producir tu propia energía, instalando placas solares en tu vivienda o negocio y usar transporte sostenible.