Antes de la llegada de los españoles, los aztecas celebraban el Panquetzaliztli, del 7 al 26 de diciembre, que era la fiesta para honrar el nacimiento del dios Huitzilopochtli que simbolizaba el triunfo del sol sobre la noche. La coincidencia de fechas fue aprovechada por los misioneros para sustituir el Panquetzaliztli por las “misas de aguinaldo” en las iglesias y facilitar la conversión al catolicismo, con el tiempo a las misas de aguinaldo se les denominó “posadas navideñas”.
Mesoamérica
La palabra Mesoamérica proviene del griego mesos, que significa “medio” o “intermedio”, y es usada para designar el territorio del centro de América donde habían existido grandes civilizaciones antes de la llegada de los españoles y que abarca desde el norte de México hasta algunos países centroamericanos.
Las llamadas civilizaciones mesoamericanas compartieron afinidades comunes como el sedentarismo, el cultivo del maíz, el juego de pelota, el sistema de numeración con base vigesimal, el politeísmo y el culto a las divinidades del agua, el fuego y la Serpiente emplumada. También, el uso del calendario de 260 días, los sacrificios humanos y el sistema de escritura pictográfico-jeroglífico.
Se trata de culturas de gran variedad étnica y lingüística. Entre las más importantes se destacan la olmeca, la teotihuacana, la tolteca, la maya y la azteca. Entre las lenguas y dialectos destacan el náhuatl, el mixteco y el maya.
Dioses
Como la mayoría de los pueblos primitivos, los primeros mesoamericanos adoraban deidades de la naturaleza, como el Sol, la Luna, de la lluvia (Tláloc), la primavera y la fertilidad. Celebraban ceremonias y hacían ofrendas de granos, frutas u otros alimentos. El maíz constituía la planta sagrada.
Ante las crisis, como una sequía o durante el ataque de un enemigo, los mesoamericanos ofrecían a los dioses el sacrificio de vidas humanas, lo que desapareció con el progreso de la civilización. Fueron los toltecas en el siglo X donde se originó la creencia de que el Sol libraba una batalla diaria contra la noche y que, para ganar estas batallas, había que nutrirlo con corazones y sangre.
Los aztecas, que vinieron después de los toltecas, siguieron adorando a Tezcatlipoca (en la mitología azteca, dios del cielo y de la Tierra) y agregaron a su dios Huitzilopochtli (Deidad solar azteca que representaba al Sol en su máximo esplendor. Era también dios de la victoria y de la guerra).
Ceremonias
Como parte de las numerosas fiestas que los antiguos pueblos indígenas de México dedicaron a sus dioses, está el “Panquetzaliztli”, festividad dedicada para honrar el nacimiento de su dios del sol, Huitzilopochtli, llevada a cabo durante el solsticio de invierno y duraba veinte días.
La festividad iniciaba con danzas y cantos, los guerreros “pochtecas” representaban las batallas de Huitzilopochtli, y al culminar la representación se realizaban sacrificios humanos y les extirpaban el corazón en el Templo Mayor de la pirámide de Tenochtitlán para ofrendarlo al Sol.
En el siglo XVI, los españoles que llegaron a América fueron conquistando la región. Después de la caída de Tenochtitlán, los misioneros que iniciaron la cristianización de los indios, prohibieron los sacrificios humanos por considerarlos diabólicos, a lo cual no pusieron resistencia, pero siguieron adorando algunas de sus antiguas deidades como lo son: de la lluvia y del maíz, la cosecha y la primavera.
Origen de las Posadas
Después de la llegada de los españoles a la antigua Tenochtitlan, los evangelizadores modificaron las expresiones religiosas prehispánicas en las que se honraba a Huitzilopochtli con el “Panquetzaliztli” y las sustituyeron por la celebración cristiana del nacimiento de Jesucristo conocida como la Pascua para adaptarla al culto católico.
En 1587 Fray Diego de Sori logró el permiso del Papa Sixto V para realizar “Misas de aguinaldo”, ahora conocidas en México como “posadas” que hacen referencia a la travesía (del 16 al 24 de diciembre por los meses de gestación previos al nacimiento de Jesús) en que María y José buscaban un lugar para recibir el nacimiento de Jesús.
Celebración de las Posadas
Las Posadas tradicionales se realizan en una casa, dan inicio con la lectura del Evangelio, se reza el Santo Rosario y cantos de villancicos navideños, posterior a esto, sale la mitad de los invitados en procesión, con velas o luces de bengala, adelante van quienes cargan a los Peregrinos (representando la travesía de la Sagrada Familia conformada por María y José, desde Nazaret a Belén huyendo de Herodes), entonando letanías para pedir Posada afuera de la casa y los que están adentro responden hasta que se invita a los Peregrinos a entrar. Generalmente en las escuelas se realiza una pastorela.
A continuación, se realiza una convivencia sencilla, en México se acostumbra ofrecer tamales o pozole, buñuelos y ponche de fruta. Después se rompen las piñatas, la original es en forma de estrella de siete conos que representan los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. La venda en los ojos representa la fe; el palo, la fuerza de voluntad para vencer las tentaciones y los dulces y frutas que contiene la piñata, todo lo positivo que quieres tener en tu vida. Al final se entrega a los niños su aguinaldo, que consiste en una bolsa con colación.
Reflexión
Con el tiempo se han modificado las celebraciones y en lugar de la tradicional posada se reúnen grupos de personas en algún restaurante a comer, beber e intercambiar regalos, se fomenta el consumismo y muchas veces adquirimos productos que no necesitamos. Pensemos en los que menos tienen y compartamos con ellos, dediquemos tiempo y amor a nuestra familia y amigos, perdonar a quien nos generó alguna molestia, es tiempo de reconciliación. Les deseo que no les falte salud, amor, paz y muchas bendiciones en el año que está por iniciar. ¡Un excelente 2025!
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