La conciencia ecológica o conciencia ambiental es el grado de preocupación y conocimiento que tiene una persona, organización o grupo, respecto del impacto ambiental que supone su estilo de vida y sus actividades productivas. Se podría decir que una persona tiene conciencia ecológica cuando sabe cuáles son los problemas ambientales a los que contribuye su estilo de vida y hace un esfuerzo por reducir su contribución al deterioro ecológico.
La conciencia ecológica se ha convertido en un requisito común para los actores económicos, especialmente en los países más desarrollados, esto se debe a que las consecuencias ambientales de la actividad industrial y del modelo consumista, de modo que ante la necesidad de buscar un modelo económico sustentable, que le dé al aspecto ecológico un lugar importante.
El propósito de la conciencia ecológica es comprometer a la persona y organizaciones con la preservación del medio ambiente, es decir, con las conductas y los principios de la sustentabilidad de la responsabilidad ambiental y de planeación para el futuro. De este modo, se busca convertir la ecología en algo más que una ganancia adicional con la que embellecer o promocionar productos e incorporarla a los temas centrales e importantes del debate económico, político y social contemporáneo.
Es importante vincular la conciencia ecológica con acciones, como el desarrollo de campañas de sensibilización y educación ambiental dirigidas a consumidores y familias, con medidas para el ahorro energético y fomento de las tres R´s, fomentar la industria del reciclaje, de modo tal que e sea rentable y que existan las instancias necesarias para que los individuos puedan separar su basura y reciclar. Invertir parte del presupuesto de los gobiernos a campañas ecológicas, de reforestación, reutilización de recursos.
Aplicar una normativa local que obligue a la iniciativa privada a considerar el aspecto ecológico en el diseño de sus planes de negocios, de manera tal que sea ilegal y poco rentable producir mercancía de alto impacto ambiental. Inaugurar espacios de debate en torno al hecho ecológico en las distintas instituciones educativas para vincular la conciencia ecológica con los saberes tradicionalmente considerados útiles o rentables.
La conciencia ambiental es un aprendizaje necesario, con independencia de nuestra edad o de nuestros conocimientos, es una filosofía de vida que se preocupa por el medio ambiente y lo protege con el fin de conservarlo y de garantizar su equilibrio presente y futuro. Debemos ser conscientes de que uno de los aspectos que más deteriora la naturaleza es el hombre.
La contaminación del aire, del agua y el calentamiento global, por ejemplo, son consecuencia del estilo de vida, la educación ambiental y la conciencia ambiental nos ayuda a darnos cuenta de que cada acción que realizamos en nuestra vida cotidiana tiene una repercusión en el medioambiente.
La conciencia ambiental se crea desde la escuela, mediante ejercicios de educación ambiental para los más pequeños, a través de iniciativas de sensibilización sobre las consecuencias que pueden tener nuestras acciones.
Generar la conciencia ambiental desde la infancia da lugar a generaciones más respetuosas con la naturaleza y su entorno. Las acciones de sensibilización para fomentar la conciencia ambiental pueden ser muy diversas, desde eventos puntuales sobre temáticas concretas hasta campañas publicitarias que nos hagan reflexionar sobre nuestros hábitos diarios y como afectan a la naturaleza.
En conjunto, la educación ambiental y la conciencia ambiental nos invitan a cambiar nuestros hábitos diarios y a abrir los ojos para ver qué sucede a nuestro alrededor. Básicamente implicar tener una actitud responsable y comprometida con el medio ambiente.
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