Todos nos hemos sentido impacientes alguna vez en la vida ¿Cuántas veces nos impacientamos por no saber esperar? Al hacer fila demasiado tiempo, porque el transporte llegó con retraso, al no poder hacer algo con rapidez, por no obtener los resultados que esperamos, por querer obtener alguna respuesta de manera inmediata, por querer hacer las cosas demasiado perfectas, cuando somos poco tolerantes con las personas que se toman su tiempo para hacer las cosas.
El ser impaciente puede afectar la salud física y emocional de las personas debido a que genera emociones negativas como ansiedad y estrés, irritación, ira, angustia, frustración, depresión e incertidumbre. Asimismo, la impaciencia puede aumentar la presión arterial.
La palabra paciencia proviene del latín patiens -ntis, patientia, ae: virtud que consiste en sufrir las adversidades y trabajos sin perturbar el ánimo, paciencia, constancia.
El filósofo Aristóteles consideraba la paciencia como lo que permite al individuo sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones, tolerar situaciones adversas sin perder la calma.
También se define la paciencia como la capacidad de un sujeto para tolerar una determinada situación sin experimentar nerviosismo y sin perder la calma. Podemos tener paciencia sin dejar de perseverar en un propósito. Esperar a que las cosas sucedan, todo llega a su tiempo.
Las hormigas, ejemplo de paciencia
Si nos ponemos a observar un hormiguero veremos que las hormigas son organizadas, trabajan con paciencia en equipo para mantener a su colonia de hormigas y cada una cumple su función, realizan sus tareas y a pesar de su diminuto tamaño y ser tan frágiles caminan con la carga a cuestas.
Cultivar la paciencia en familia
Cuando en el hogar hay un clima tenso, estresante, ausente de paciencia, interfiere negativamente en las emociones de los miembros de la familia, provocando conductas y emociones negativas como enfados y enojos, se crea un clima tenso que termina afectando las relaciones entre padres e hijos.
Es muy importante cultivar y practicar la paciencia entre padres e hijos, para construir un ambiente más sano, se fomenta una comunicación más tranquila y armoniosa, se desarrolla el saber esperar, promueve la comprensión en la familia y ayuda a establecer una relación más fuerte, sin ansiedad y sin prisas.
¿Cómo inculcar la paciencia en los hijos?
La paciencia es una de las habilidades más difíciles de lograr, aún más, de enseñar a los hijos, que generalmente son impacientes por naturaleza, quieren las cosas de manera inmediata, los niños no entienden que obtener algunas cosas requieren tiempo, por lo que tienden a insistir hasta que logran su objetivo en el menor tiempo posible. Así que, para educar a ser pacientes, primero los padres debemos aprender a ser pacientes ya que enseñar con el ejemplo es fundamental.
Cuando el niño nos interrumpe mientras hablamos y nos urge que paremos cualquier actividad para atenderle, hay que mantener la calma (no gritarle o regañarlo) y cuando terminemos lo que hacíamos, habrá que dialogar con él y hacerle entender el por qué en algunas situaciones tiene que esperar.
Cuando alguno de los niños tiene un mal comportamiento porque tuvieron un mal día en el colegio y aún no saben cómo gestionar sus emociones o tienen baja tolerancia a la frustración, hay que buscar las causas de su conducta, buscar un espacio tranquilo para conversar con el niño de la situación, escucharle (sin cuestionarle) el por qué ha actuado de esa manera y juntos buscar una solución.
Si el niño dañó o rompió algo, no amenazarlo con que “te vas a quedar una semana sin la Tablet” o “castigado una semana sin salir”. En lugar de esas amenazas, hacerle ver las consecuencias: “si golpeas x cosa, se romperá y tendrás que ahorrar para arreglarla”.
Algunas actividades favorecen la enseñanza de ser pacientes, por ejemplo, invitar a los niños a cocinar, explicando que primero hay que elaborar la receta, que necesita tiempo para el cocimiento y al final se darán cuenta que la espera valdrá la pena.
Los juegos de mesa en familia, aclarando las reglas del juego desde el inicio, les ayudarán a entender que deben esperar su turno, así como en un deporte en equipo cada jugador tiene un papel que desempeñar y ponerlo en práctica en su momento.
Al salir de viaje o asistir a una consulta médica es importante llevar cuentos, juegos o dibujos y colores o alguna actividad que pueda realizar en el tiempo de espera o de viaje, así se dará una buena actitud mientras se espera.
Enseña a tus hijos ejercicios de respiración para poner en práctica en los momentos en los que se sientan estresados y agobiados. Cuando notes que su paciencia se agota diles que respiren hondo y luego suelten el aire. Si los padres son ejemplo de paciencia, crearán un clima familiar agradable, se sentirán seguros y su autoestima será sana y fuerte.
Beneficios de practicar la paciencia
El practicar la paciencia en familia tiene sus ventajas, ya que las personas pacientes son más saludables, tienen menos emociones negativas como el estrés, la ansiedad y la frustración, porque saben esperar y los obstáculos se desvanecen fortaleciendo el bienestar.
La persona paciente mejora las relaciones consigo misma y con los demás (entre padres e hijos, amigos, compañeros de trabajo) al estar más tranquila y relajada. Además, puede tomar mejores decisiones (no las toma de manera precipitada) y se muestra más satisfecha.
La paciencia enseña a las personas a controlar mejor sus emociones, mantienen una mejor actitud. Las personas pacientes son más tolerantes, comprensivas y respetuosas con los demás.
La paciencia es la capacidad de soportar la espera, la demora o la provocación sin molestarse ni alterarse. Una persona paciente es alguien que puede mantener la calma y la serenidad en situaciones difíciles o frustrantes, y que está dispuesta a esperar. Practiquemos la paciencia.

Me parece muy interesante estos comentarios, ojala y lo pongamos en practica que nos hace mucha falta, gracias por compartir😘😘😘