“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”. Podría parecer que el Cambio Climático es sólo parte de las ciencias exactas, química, física, matemáticas, etc. Que la Filosofía, como materia y disciplina, poco tiene que hacer por el deterioro de los ecosistemas, el aumento de las temperaturas o la desaparición de la biodiversidad.
Sin embargo, la filosofía es la responsable del desarrollo del pensamiento crítico, reflexivo y analítico, con una visión ética y moral; también proporciona recursos para entender mejor la realidad que nos ha tocado vivir.
A menudo se acostumbra pensar que hablar de filosofía es hablar del ser, del alma, del sentido de la vida, del bien y del mal, moral. Es decir, conceptos que pueden ser considerados muy abstractos, pero en realidad la filosofía es el vínculo en el que se fomenta el diálogo entre el arte, la religión, la ciencia o la sociedad, es el enlace que puede ayudarnos a entender la relación que existe entre los seres humanos y la naturaleza.
El Cambio climático está vinculado a esta compleja relación, sin embargo la conciencia ecológica lleva presente en los textos filosóficos desde antes que las emisiones y la temperatura global comenzaran a aumentar.
Hipócrates dejó por escrito que para investigar sobre medicina era necesario considerar las estaciones y características del clima del lugar, estableciendo lo importante que es el medio ambiente para la salud de los seres vivos.
Descartes consideraba la naturaleza como un conjunto de objetos a disposición del ser humano, el filósofo del siglo XVII no concibe el respeto al medio ambiente, más bien lo considera de manera útil y estima que es un recurso infinito del que el hombre pude sacar provecho sin complejos.
En 1937, el botánico británico Arthur George Tansley propuso el término ecosistema, un conjunto que establece todas las interacciones de las especies entre sí; en sus ideas, el ser humano pasa a formar parte de la naturaleza como un elemento más del ecosistema.
El término ecología fue acuñado a fines de 1860, por el pensador alemán Ernhst Haeckel, definiéndola como estudio de los hogares, es pues la rama de la ciencia que gira en torno a la interacción de todo ser vivo con su entorno. En la actualidad, el ecologismo se entiende también como una inquietud política y filosófica frente al deterioro del medio ambiente, provocado por la acción socioeconómica del ser humano.
La filosofía medioambiental es la rama del pensamiento que hace frente a los desafíos del siglo XXI, incluye diferentes corrientes, pero todas tienen en común un mismo objetivo: defender el planeta para preservar el futuro. Las ideas que defiende están relacionadas con el agotamiento de los recursos no renovables y otros efectos dañinos y permanentes provocados al medio ambiente por los seres humanos.
Pese a que sus inicios se remonten al siglo pasado, son las nuevas generaciones de hoy en día las que más parecen comulgar con la ecología y este pensar filosófico ambiental, que representa la lucha contra el cambio climático y el respeto al medio ambiente.
En los últimos años, la generación Z, nacidos a partir de los noventas, son los que participan en las manifestaciones por el clima que organizó Greta Thunberg, quien a su corta edad logró situar el calentamiento global en el centro del debate político y económico de una forma que antes no se había visto.
No es casualidad que sean precisamente los más jóvenes quienes se muestran más sensibles a la situación medioambiental, porque son quienes experimentan los peores efectos del cambio climático si no nos acercamos hacia un modelo de desarrollo sostenible.
Se tiene que reconocer que hemos entrado en una transición hacia una sociedad marcada decisivamente por los condicionamientos ecológicos. Las instituciones, empresas y la sociedad civil han puesto en marcha planes y medidas destinadas a frenar el calentamiento global, un ejemplo es el acuerdo de París, en el que 196 naciones se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura a 1.5 °C.
El futuro de la humanidad se basa en concebir una vida social contemporánea que incluya la preocupación por la sostenibilidad del sistema a largo plazo. Estas preocupaciones ecológicas deben coexistir con el desarrollo social y un crecimiento económico que genere riqueza equitativa.
El principio de responsabilidad hacia las generaciones futuras y el principio de solidaridad de todos los seres humanos entre sí son esenciales para crear un desarrollo sostenible basado en la dupla filosofía y medio ambiente.
