
En sesión ordinaria del pasado 23 de octubre, ante el Pleno de la 65 Legislatura la diputada emecista Ana María Romo presentó una iniciativa de punto de acuerdo para que autoridades electorales sancionen presuntos actos anticipados de campaña. Y aunque se solicitaba que el asunto fuera considerado de urgente y obvia resolución, como mero trámite, fue turnado a comisiones para su estudio y dictamen.
El resultado es previsible: en la misma sesión del 23 de octubre se votaron dos dictámenes de iniciativas que fueron presentadas hacía más de un año; dictámenes que además fueron rechazados por el Pleno, porque no convenían a la «nueva gobernanza» (¿o era a la secta que tanto daño ha hecho a Zacatecas?).
La iniciativa de la diputada emecista coincide con la situación de asfixia presupuestal que vive actualmente el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ). No quisiéramos pensar que tanto la negativa a aprobar de urgente y obvia resolución el punto de acuerdo de Romo Fonseca, como la negativa a una ampliación presupuestal al IEEZ, sean una estrategia perversa para someter al árbitro electoral y que se haga de la vista gorda ante la promoción anticipada de quienes suspiran por la candidatura a la gubernatura.
Esta promoción anticipada tuvo ejemplos muy claros con la pinta de bardas con la leyenda «Vero Díaz Senadora«, en las que no se especificaba «Primer Informe de Actividades Legislativas«. Tampoco se puede olvidar la movilización de servidores públicos y representantes populares (con la sospecha de haber utilizado recursos públicos) para llenar los eventos de los respectivos informes que realizó la senadora Verónica Díaz en distintos municipios en las últimas semanas.
Y poco ayudó la promoción de la senadora que ha realizado el propio gobernador David Monreal Ávila desde mediados de septiembre y hasta el pasado fin de semana en un evento con productores zacatecanos en Fresnillo. Mucho menos ayuda cuando a esta promoción se han sumado alcaldes como José Saldívar en eventos de entrega de programas y apoyos.
Sin embargo, lo que para David Monreal es promesa de «cambio» (dizque «ni los mismos, ni lo mismo«), no es más que la imposición de continuidad, con la confianza de que, como gobernador, llevará mano en la mesa de negociaciones de candidaturas ante las cúpulas nacionales para el proceso electoral de 2027.
A la par, tenemos a una Luisa Alcalde, dirigente nacional de MORENA, asegurando que ni las cúpulas ni los gobiernos elegirán candidaturas, sino que serán las dichosas encuestas, como esa (muy chafa) de Demoscopia Digital en la que se augura un triunfo para la 4T en 15 de las 17 entidades donde renovarán gubernatura en el 2027.
Lástima que a estas alturas del segundo piso de la transformación (cualquier cosa que eso signifique) ya nadie cree en las dichosas encuestas, no cuando en el 2021 se impusieron otros intereses en la imposición de candidaturas, en una dinámica que se repitió en el 2024. ¿O ya se olvidó que Soledad Luévano encabezaba la posición de mujer en la fórmula para el Senado? Y al final quedó quien se ubicaba en el sótano de las preferencias.
Por eso, es ingenuo creer que un respaldo «por instrucciones de…«, y el arropo de quien acumula más rechazo que aprobación desde la gubernatura, redundará en un crecimiento en las dichosas encuestas que dicen, juran, aseguran, decidirán las candidaturas en MORENA.

Frente a esta política de imposición disfrazada de aspiración y legitimidad, se abre otro camino en el oficialismo: la ruta a la que han denominado la resistencia y que aglutina a quienes, aunque respaldan el eslogan de ser «tiempo de las mujeres», creen que el abanico es más amplio que la oferta que busca imponer el gobernador David Monreal.
En ese abanico, la diputada federal Julia Olguín ha levantado la mano como una de las principales figuras de la resistencia, y poco a poco va mostrando que hay condiciones para competir por la candidatura a la gubernatura.
La toma de protesta como dirigente estatal de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), encabezada a nivel nacional por su homólogo Pedro Haces, pone a Olguín Serna en el escenario federal, allá donde realmente se definirán las candidaturas, sin olvidar que en el último año la diputada federal ha trabajado en territorio para afianzar el respaldo de las y los zacatecanos de todos los gremios y partidos. Sin «instrucciones» ni condicionamiento de programas, como otros y otras…
Y siguen los gastos por el Cuarto Informe de Gobierno
Dicen que bastante enojo causó la información que publicamos en este espacio el pasado viernes, relativa al gasto de 2 millones 339 mil 465.48 pesos en bebidas alcohólicas y souvenirs para el Cuarto Informe de Gobierno de David Monreal.
Nada más que el dispendio no terminaba ahí. A esos gastos prorrateados entre las diferentes dependencias de la «nueva gobernanza» se suma el pago por las invitaciones al evento del pasado 8 de septiembre en el Palacio de Convenciones, también prorrateado en cantidades que oscilaban en 65 mil pesos por dependencia u organismo público descentralizado y cuyo costo global pudiera ascender a más de 1 millón de pesos en impresión de invitaciones.
Eso no sería lo peor. Resulta que esta tarea se le adjudicó a Liliana Salas Gálvez, por instrucciones de la jefatura de Oficina del Gobernador, que lo mismo ofrece el servicio de impresión e industrias conexas, que venta de plantas, flores y arreglos; artículos de papelería; renta de mesas, sillas, vajillas y similares; alquiler de equipo para comercio; y hasta preparación de alimentos para ocasiones especiales. O sea, otra sospecha de facturera.
Lo interesante es que la proveedora apenas se dio de alta en el Padrón de Proveedores del Gobierno del Estado el 25 de agosto, días antes del Cuarto Informe de Gobierno. Y lo más revelador es que se trataría de la (ex)cuñada del jefe de Oficina del Gobernador, un tal «Zuñi«. ¡Qué cosas!


