Por: Eva Gaytán
La verdad, como ya se han dado cuenta, soy depresiva en niveles inimaginables, hay personas a quienes amo con todo mi corazón que asumen que la depresión únicamente es sentirte triste y quisiera tener los destos para decir que si solo fuera eso, pos lloras y ya está.
Ese pedo es muy raro, porque en veces ‘tas triste, en veces ‘tas enojado, en veces quieres comerte todo lo que hay en refri y en veces quisieras que no hubiera refri, en veces duermes todo el día y en ocasiones, la única constante cuando se intenta dormir es la obscuridad absoluta.
Aunque se enciendan las luces, salga el sol y los pajarillos revoloteen en la ventana, sigue una obscuridad absoluta. ¿Y que hay de la perra culpa? Creo que esa es una de las peores, porque uno no se cree culpable de las cosas, noooo, se sabe culpable de todo.
Habrá quien diga: “hay pues todo está en ti” y en efecto, todo está en uno mismo: la mierda, la angustia, el dolor, el asco y la falta de empatía.
Yo trabajé un tiempo en medios impresos, en uno de ellos era la encargada de la policiaca y resulta que la primera nota roja que cubrí fue la de un joven de 19 años que un 25 de diciembre decidió aventarse del puente peatonal de la entonces gasolinera “La Luz de Támpico”.
Una amiga y yo platicábamos de esto, ambas cruzábamos por fases feitas en relación a la estabilidad emocional y coincidimos en lo difícil que debe ser para una persona cruzar el infierno de una enfermedad psiquiátrica y desconocerlo.
Quizá estamos ocupados en la cotidianidad y desconocemos que hay personas que requieren ayuda y no lo saben. Los tiramos a locos como comúnmente se dice y ese tirar a loco avanza de manera tal que un día el que fue tirado por otros, decide tirarse al vacío con la esperanza de no regresar.
Recomendación de fin de semana: piense que cuando usted se ha sentido triste y/o enojado fue terrible, entonces imagine lo fatal que debe sentirse una persona con depresión.
No juzgue, no sea culo, no piense que es una tontería, quizá para usted lo sea pero le juro que no es así y mucho menos comente que alguien sigue en el agujero porque no quiere salir.
En ocasiones el agujero en el que un depresivo vive es un infierno personal y la lucha más fea que uno tiene siempre es consigo mismo. Si no puede dar la mano, siga su camino y no mire hacia atrás, pero por favor ¡No juzgue!