Las nuevas cuotas en el proceso electoral

En febrero pasado, tanto el Instituto Nacional Electoral (INE) como el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ) aprobaron nuevos lineamientos para la postulación de candidaturas a cargos de elección popular, que permitieran incluir a minorías como la población indígena, personas con alguna discapacidad o de la diversidad sexual.

Se trata de una acción afirmativa de los órganos electorales, pero que llega a destiempo, cuando el proceso electoral 2020-2021 ya está muy avanzado y eso, más que fomentar la inclusión de estas minorías, promoverá la improvisación de candidaturas con tal de cumplir con cuotas partidistas.

Si bien entendí, estas cuotas se impulsan para generar un entorno más incluyente en materia electoral y que grupos que no han tenido voz se sientan representados. Pero ¿por qué llegar a la obligatoriedad de una cuota para que los partidos políticos empiecen a fomentar la inclusión?

Veamos las cosas en perspectiva. ¿Cuántos años de lucha feminista tuvieron que pasar hasta que las mujeres lograron el derecho a votar y ser votadas? Y más recientemente, en la última década, tenemos el mayor avance en el tema de las cuotas de paridad de género para garantizar una participación equitativa e igualitaria.

Sin embargo, esto no necesariamente se ha traducido ni en una mayor participación de las mujeres, como tampoco que se representen los intereses de este grupo poblacional. El detalle es que sean hombres o mujeres, se siguen replicando formas de hacer política que han llevado al hartazgo a la ciudadanía, y son formas patriarcales que excluyen a otras minorías.

En años más recientes también se estableció una cuota del 20% de candidaturas para jóvenes, que el propio Partido Revolucionario Institucional (PRI) pretendía incrementar al 30 por ciento. Y hoy, con los nuevos lineamientos, los partidos políticos deberán postular al menos una fórmula para regidurías y diputaciones locales para personas con discapacidad y de la diversidad sexual.

Muy curioso que, de pronto, con estos nuevos lineamientos, ya a nadie le da pena sacar su bandera de arcoiris y jurar por los clavos de Cristo que han sido activistas de toda la vida, pero que no se les había dado la oportunidad. Y como lo más trillado es impulsar la bandera de los matrimonios igualitarios, que es una lucha legítima e histórica, se dejan de lado otros factores que han mantenido en la vulnerabilidad a la población LGBT+

¿De verdad quienes levantan la mano representan los intereses y las necesidades reales de la diversidad sexual? ¿o hasta dónde estos perfiles solo buscan sacar ventaja de los nuevos lineamientos para la postulación de candidaturas con tal de obtener un puesto? Y las mismas interrogantes quedan para quienes buscan representar a las personas con discapacidad y la población indígena.

Ya en Oaxaca, en el 2018, se tuvo una gran polémica porque hombres heterosexuales se hicieron pasar por mujeres trans o Muxe para beneficiarse de un artículo de paridad que en aquella entidad protege los derechos de las personas trans, Muxe e intersexuales, violando el principio de paridad y de paso, sacando ventaja de estos lineamientos.

La honestidad no es algo muy común entre la clase política de hoy, pero con esas prácticas, y con nuevos lineamientos saliditos del horno, difícilmente ayudarán a cambiar esta percepción entre la ciudadanía, mucho menos se puede esperar que reivindiquen la forma de hacer política.

Lo cierto es que este tema de cuotas también es cuestionable si se mira desde otra perspectiva. Al tratarse de mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, indígenas o personas de la diversidad sexual, como que existe cierta presión para que representen a estos grupos poblacionales.

¿Por qué a los hombres nunca se les ha exigido esta representación?, ¿es porque nunca han tenido que luchar por una cuota partidista para abrirse camino en la vida política del país y del estado?

Lo cierto es que, independientemente de la cuota por la que una persona llega a un cargo de representación popular, más allá de limitar su labor al grupo que representa, se le elige para representar a toda una población, indistintamente de su sexo, género, raza, posición económica, idioma, credo, condición de discapacidad u orientación sexual. Pero si alguien peca de corta memoria es la clase política. ¿Qué haremos como sociedad para cambiar la política que tenemos?