Aunque el 2020 fue un año marcado por la pandemia del COVID-19 y los recortes presupuestales desde la Federación, en el Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) prevaleció la discrecionalidad en el ejercicio del presupuesto destinado a actividades culturales, beneficiando a un reducido número de personas o asociaciones.
De un presupuesto de 40 millones 599 mil 968 pesos destinados al Capítulo 3000, correspondiente a Servicios Generales y donde se incluyen las partidas de apoyo al gremio a través de diferentes programas, el IZC únicamente transparentó los contratos correspondientes a 3 millones 190 mil 509.95 pesos, es decir, apenas el 7.8% del presupuesto en este Capítulo.
Como se recordará, en la etapa más crítica de la pandemia surgió el movimiento “No Vivimos del Aplauso”, integrado por diferentes creadores de las diferentes disciplinas en Zacatecas que demandaban el apoyo del IZC y del Gobierno del Estado debido a que las restricciones sanitarias les impedían realizar sus actividades.
En respuesta, el director del IZC, Alfonso Vázquez Sosa, extendió un comunicado donde se informaba de un recorte presupuestal de la federación que impedía atender a las demandas del gremio y aunque dicho recorte está documentado, se omitió informar del incremento en la nómina del Instituto, aunado a la discrecionalidad en la asignación del presupuesto que dejó fuera del beneficio a muchos creadores zacatecanos.
Gandallas culturales
De acuerdo con la información disponible en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) y el Sistema de Portales de Transparencia (SIPOT), el IZC firmó 141 convenios de contratación de servicios por un monto de 3 millones 190 mil 509.95 pesos, cuyos beneficiarios en su mayoría tuvieron uno o dos contratos durante el 2020.
Sin embargo, hubo al menos dos casos donde una sola persona o asociación recibieron más de cinco contratos durante el 2020 e incluso pudieran estar vinculadas entre sí.
El primer caso se trata de Juan Manuel Chávez Concha, quien también es representante legal de La Cáscara Agencia. El año pasado firmó al menos 12 contratos por un monto de 168 mil 561 pesos para realizar actividades culturales durante el periodo comprendido entre septiembre y diciembre del 2020.
El segundo caso se trata de Everardo Medina Ruiz, representante legal de Representaciones Artísticas de Zacatecas. En el 2020 firmó al menos seis contratos por un monto de 138 mil 40 pesos para realizar actividades culturales durante el periodo comprendido entre septiembre y diciembre del año pasado.
No obstante, uno de los contratos a nombre de “Representaciones Artísticas de Zacatecas” fue firmado por Juan Manuel Chávez Concha, quien ya había firmado otros convenios a su nombre o a través de La Cáscara Agencia.
Y aunque en el caso de Juan Manuel Chávez Concha existen evidencias documentales de que las actividades contratadas se llevaron a cabo, en el caso de Everardo Medina Ruiz no fue así.
En cambio, sí se ha documentado que durante el periodo en el que debían realizarse las actividades contratadas, Medina Ruiz se dedicó a efectuar actividades proselitistas en favor de Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y de David Monreal Ávila, en ese entonces aspirante a la precandidatura a la gubernatura de Zacatecas.
Graves irregularidades
Aunque los dos casos señalados llaman la atención por el número de contratos con los que fueron beneficiados, el monto no es significativo si se compara con la contratación de otros creadores en la disciplina musical para participar en un mismo programa durante el 2020.
Se trata de profesionales de la música pertenecientes a tres grupos: la Camerata de la Ciudad, el Ensamble Vocal “Ramón López Velarde” y la Academia de Música Antigua de Zacatecas.
El problema es que la contratación de servicios no se realizó a través de dichas agrupaciones, sino de manera individual con cada músico, lo que en conjunto representa 24 contratos individuales por 1 millón 17 mil 184 pesos, es decir, casi 3 mil pesos por concierto para cada músico contratado.
Dichos contratos en general coinciden con un programa de 18 conciertos entre julio y diciembre del 2020, a pesar de las restricciones por la pandemia, que se realizaron en el Museo Zacatecano, el Museo de Guadalupe, el Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez”, la Ciudadela del Arte, el teatro Fernando Calderón, el Teatro Echeverría, el Teatro Hinojosa y el Teatro Ramón López Velarde.
Asimismo, se pudo detectar que en algunos casos, los servicios contratados con algunos creadores tuvieron un costo al público, a pesar de que fueron financiados con recursos públicos.
Es el caso del taller de creación literaria “Magia y Poesía”, impartido por la escritora Verónica González Arredondo vía Zoom, que se realizaría los días 14, 21 y 28 de noviembre, así como el 5 de noviembre del 2020. Llama la atención que el contrato fue firmado el 12 de noviembre, justo dos días antes de que comenzaran las actividades a contratar.
Sin embargo, el taller se realizó en otras fechas no estipuladas en el contrato: del 19 al 26 de noviembre, así como el 3 y el 10 de diciembre, con una cuota de 500 pesos de inscripción, a pesar de que se trataba de una actividad financiada con recursos públicos, lo que impide realizar un cobro de este tipo.
Me parece que la nota tiene información sesgada que pone en tela de juicio la integridad de los representantes artísticos. Para poder recibir recursos vía IZC hay que estar al corriente con obligaciones fiscales y realizar varios complicados trámites como el padrón de proveedores. Para muchos las actividades administrativas son incompatibles con sus atributos y disposición; además la tramitología es absurda cuando solo tienes un apoyo o dos al año. Lamento pues que se lesione la imagen de personas cuya labor es necesaria en tanto no sea tan complicado acceder a los recursos.
Yo veo q esta nota solo busca desacreditar sin tener fundamentos reales. ¿Si saben que hay un chorro de artistas q no tienen ni idea de lo que es un Rfc y tienen q recurrir a representantes verdad??
Me parece que existe, por parte de quien haya escrito esta nota, un desconocimiento muy grande respecto a cómo funciona una agencia de representación de artistas. Cuando gusten les explico cómo funciona en específico nuestra empresa, así podrían dejar de llamarnos “gandallas culturales”. Hemos trabajado durante años y no se vale que alguien, desde el anonimato, venga a llamarnos así. Podemos estar tranquilos, ya que no hay nada qué esconder. Cada uno de los contratos que mencionan, significan un proyecto artístico que se llevó a cabo y que beneficio en su momento a muchas personas, desde los creadores, trabajadores de la empresa, sus familias y el público objetivo de dichos proyectos.
¡Wow! alguien aprendió a buscar información de la plataforma de información pública, ¡bravo por ese logro!.
Por favor, si se las van a dar de «auditores», deberían de hacer un análisis que valga la pena, para ampliar el contexto de la información y no solo tirar haré.
Unos datos importantes que debieron incluir en su «fabuloso» reporte son; el origen de los recursos, bajo que reglas de operación están operando los programas del IZC, las convocatorias emitidas de dichos programas, las audiciones y requisitos de participación de los mismos, los beneficiarios directos e indirectos, etc.
El hecho de buscar la información (pública) financiera de la ejecución de los programas no es hacer un análisis conciso solo da pie a desvirtuar el trabajo tanto de los creadores como de los gestores así que por favor dejemos este tipo de notas de amarillismo. Y mejor disfruten del material virtual que el IZC ofreció con esos creadores durante la pandemia.
😂😂😂 ojalá me pagaran eso