Luna Nueva: La controversia de las vacunas

Según mis conocimientos básicos de primaria, sin entrar en una explicación científica más profunda, una vacuna es una pequeña dosis de la enfermedad que se pretende curar, para “aleccionar” al sistema inmunológico y que “los soldados” creados a partir de la vacunación, llamados anticuerpos, reaccionen atacando al padecimiento si éste llegara a presentarse, es decir, crean una especie de memoria inmunológica.

Este argumento cada quien lo ha tomado a su conveniencia desde la ignorancia o creencias y una científica. Una, con la que no estoy de acuerdo, es que es un invento de los gobiernos para enfermar y controlar a la gente.

Y otro, por el que me inclino más, es que una vacuna es fruto del trabajo de hombres de ciencia para bien de la humanidad, y yo que soy creyente, agregaría que por inspiración y acción divina.

Desde que yo tengo memoria (tengo 48 años) no había oído tantas cosas contra las vacunas, por un lado, ni por otro había sido testigo del esfuerzo y tenacidad de científicos de todo el mundo para crear una, salvo la antisida.

Supongo que por la cantidad de muertos que ha dejado el COVID-19 por todo el orbe en tan poco tiempo a diferencia del también mortal VIH (por términos prácticos usaré indistintamente VIH o sida, aunque sé que es una situación diferente para cada término), es que los hombres de ciencia de todo el planeta han enfocado su atención, conocimientos y esfuerzo a buscar la cura, porque, sin ánimo de ofender, con el COVID estamos cayendo como moscas.

De acuerdo con información de la ONU, desde el inicio de la pandemia del sida, hace ya 40 años (junio de 1981), unos 75.7 millones de personas contrajeron la infección por el VIH hasta el cierre de 2019; de ese universo y en ese lapso, ha muerto por causas relacionadas con el sida casi la mitad, es decir 32.7 millones de personas.

Con el covid las cosas pintan distinto, en casi 16 meses en todo el planeta se han infectado 141 millones de personas, de las cuales 3.01 millones han muerto. A simple vista y sin ser bueno para la aritmética, la diferencia es abismal tomando en cuenta el tiempo.

Sólo en México, en poco más de un año se han registrado 2.31 millones de casos y han perdido la vida más de 212 mil personas a la fecha. En Zacatecas, el acumulado en ese mismo lapso es de 29 mil 417 infectados, de los cuales fallecieron 2 mil 890.

Desde mi perspectiva, las cifras son espeluznantes y contrastantes entre una enfermedad y otra; justo eso es lo que me lleva a la lógica del por qué la prisa y el afán por encontrar una la fórmula efectiva que proteja a la humanidad de este mal.

Hasta el momento, respecto al COVID las cifras muestran que es una mínima cantidad de personas inmunizadas en el planeta y México no es la excepción.

Entre los motivos no sólo están los financieros o la mala organización de las políticas públicas de un país u otro para la aplicación de la vacuna, sino incluso la mala información o las creencias limitantes que generan una postura antivacuna.

Entre éstas, están las que ya mencioné de que es una trampa perversa de los gobiernos para controlar a la gente o que es medicamento para dejar estéril a la población (así de absurdo, cuando los primeros en vacunarse, al menos en México, son las personas de la tercera edad)… incluso gente me ha dicho que es antinatura, que es contra Dios, que Dios los protege y no se enfermarán.

Otro argumento que me han dado y que me parece hasta cierto punto lógico, es que las vacunas no sirven, que son experimentales… tal vez tengan razón, porque aunque gozamos de grandes adelantos científicos y tecnológicos, los hombres de ciencia se enfrentan a un virus desconocido que muta rápidamente.

Tomando en cuenta esto y comparándolo con el sida, tenemos que es un gran logro al menos tener dosis experimentales contra el COVID en tan poco tiempo. Para el VIH y el consiguiente sida, aún no hay.

Pero aunque es una buena noticia que se elaboren vacunas anticovid aquí, ahí y allá, creo que pasará todavía algún tiempo para que quede plasmada en las cartillas de vacunación como la del sarampión o la tos ferina que también en algún momento fueron experimentales y al paso del tiempo lograron su cometido: erradicar esas enfermedad porque su aplicación fue universal.

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