Hace unos días platicaba con mi vieja amiga Tere, que escandalizada me contaba cómo el padre de su mejor amiga le había dicho sin miramientos que a partir de ese momento que recibía su primer pago, le tendría que pagar el 15% de su salario, hasta el último día de su vida por la crianza que le dio.
Sin interrumpir escuché interesada lo que me pareció una idea fuera del estereotipo de la relación padres e hijos, al menos de la que yo conozco, puesto que en ningún momento mis padres me han cobrado por haberme traído al mundo y darme el sustento hasta que pude valerme por mí misma ni yo había pensado en cobrarle a mis hijos por esas mismas cosas.
Luego de una buena charla, bromas y un delicioso helado regresé a casa pensando en el tema.
De verdad que los padres, bueno la mayoría, invertimos todo por nuestros hijos. Desde el momento en que sabemos que vienen en camino empieza el desembolso que para una mejor alimentación, que consultas con el ginecólogo, que el ultrasonido, que las vitaminas…
Luego, al nacer hay que comprar pañales y más pañales, leche, ropita, más pañales, biberones, juguetes, pagar al pediatra, más pañales y ropa más grande, porque ah cómo crecen el primer año de vida y más pañales.
En otra etapa de la vida hay que pagar la escuela (aunque sea pública) los útiles, uniformes, los festivales, fiestas de cumpleaños, montar una habitación para el hijo…
Viene la universidad y es el mismo cuento. Se gradúan y que en lo que encuentran trabajo hay que apoyarlo, que si tienen un compromiso y no alcanzan, piden el préstamo del rey…
Se casan y uno de padre o madre, obvio, no puede evitar ayudar a organizar la boda y apoyar para las flores, que los anillos, que el viaje; regresan y hay que ayudar en lo que uno pueda para que pongan su casa. Llegan los nietos y lo mismo.
Entiendo que cada familia es diferente y varían sus formas de pensar y de organizarse, pero al menos en mi familia así somos, siempre nos estamos ayudando con mucho o con poco, con lo que se pueda, pues.
Nunca me había puesto a pensar cuánto del dinero que he ganado en los 30 años de mi vida laboral he invertido en mis cuatro hijos y menos me había pasado por la cabeza la idea de cobrar la inversión con intereses ni tampoco pagarle a mis padres.
En otras culturas se acostumbra que en cuanto el vástago alcanza la mayoría de edad vuela del nido, se independiza y “es harina de otro costal”, sin preocupación o cargo de conciencia para ninguna de las dos partes.
Si me pusiera a hacer cuentas, yo creo que pudiera haberme comprado no una casa, sino una mansión al menos aquí en Zacatecas, pudiera haber viajado por el mundo o al menos conocer unos 10 países de tres continentes o tal vez pude haberme comprado un auto de esos que hasta se manejan solitos, tener toda la ropa y calzado que quisiera de las mejores marcas… y también libros y cuadernos de todos tamaños y formas y plumas de colores que me encantan.
Al ver a mi hijos, me di cuenta que en realidad muchos padres no necesitamos que nos paguen en efectivo lo que hemos invertido en ellos, la vida me ha consentido mucho dándome buenos hijos, a veces se atarantan en alguna cosa y se resbalan, pero son buenas personas en general, inteligentes, amables, trabajadores y, al menos el más pequeño, muy apapachador y para mí con eso basta.
Que mi reflexión no espante a las nuevas generaciones, que de por sí no quieren hijos porque son un compromiso tremendo, pero tampoco se eche en saco roto porque un hijo no solo es una bendición (como hasta se ha hecho cómico), sino es una responsabilidad muy mundana que sí, cuesta y mucho y no solo dinero.
Y usted, ¿ya hizo la cuenta de cuanto le costó cada hijo?
Buen análisis sobre los hijos, su costo monetario y la entrega de los padres, pero no de todos y en cuanto a esto me refiero a la cantidad de familias mexicanas que son sustentadas por la madre trabajadora doméstica, guía y que trae el sustento al hogar tratando con un bajo bajo salario sostener a sus hijos, mientras el padre sin compromiso alguno se desobliga totalmente de todo. Tantos padres desconocidos por sus hijos, tantos padres que se tienen que denunciar por no aportar el mínimo para la alimentación y crianza de sus hijos. Tú lo has dicho que en 30 años de trabajo has invertido tus ingresos en tus cuatro hijos. ¿Y el padre cuánto ha invertido?. Será tu siguiente capítulo
Excelente reflexión, quizás si invertimos en todos los aspectos, pero al final como dices te queda la satisfacción de haber criado a grandes seres humanos. Y eso no tiene precio.
Excelente reflexión, Felicidades!