La sustentabilidad se ha convertido cada vez más en un estilo de vida con el objetivo de armonizar con el medio ambiente, es decir, causar el menor impacto posible y aprovechar de manera responsable los recursos que la tierra nos provee.
En los últimos años, la acción de sustentabilidad se ha involucrado en todos los aspectos de la vida, entre ellos la alimentación, lo que lleva al nacimiento de una nueva forma de cocinar. Es el nacimiento de la gastronomía sustentable.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la Gastronomía Sustentable se refiere a la promoción de la diversidad natural y cultural del planeta, además del fomento e impulso de un consumo de alimentos responsable con el medio ambiente.
Algunas personas la definen como el sistema que provee alimentos sustentables para satisfacer las necesidades alimentarias, al mismo tiempo que se mantiene el equilibrio en los ecosistemas.
Así pues, la gastronomía sustentable se centra en el uso de productos típicos de cada región para incentivar su consumo, ayudar a los productores locales y cuidar los ecosistemas específicos de cada región.
Este tipo de cocina tiene que tomar en cuenta los principios del desarrollo sustentable, ambiental, social y económico, es decir, comienza con el modo de producir los alimentos, su origen y el modo de envolverlos, así como su transporte, continúa con la forma en que se preparan en la cocina, y además debe respetar las tradiciones culinarias de cada región y a las personas que cultivan los alimentos.
Esta gastronomía se basa en: disminución de residuos, el uso racional de los recursos, producción sustentable, el respeto de los productos de temporada y el compromiso social para promover el comercio justo con productores.
¿Por que se apoya esta forma de gastronomía? Porque promueve el uso de productos locales, desarrollo agrícola, sin productos químicos, el uso eficiente de los recursos naturales para disminuir el daño a los ecosistemas, así como el consumo de productos de origen natural y saludable.
Por ejemplo, por cada kilo de carne de carne de cerdo se gastan 6 mil litros de agua, por un kilo de carne de pollo se gastan 43 mil litros, para 1 kilo de arroz se requieren 3 mil 400 litros de agua, para 1 kilo de lentejas se ocupan 50 litros de agua, por cada tomate cultivado se gastan 13 litros de agua, por una papa 25 litros, por una naranja 50 litros y por cada manzana se gastan 70 litros de agua.
Esto va en relación con la erosión del suelo, que se da por múltiples causas, entre ellas la deforestación, los monocultivos y el pastoreo intensivo. La gran demanda de granos para consumo de los humanos y para alimentación de los animales, que luego serán consumidos por los humanos, lleva a la tala de bosques para los monocultivos que, sumando al uso de pesticidas, afecta la calidad del suelo y a los ecosistemas en general. Este solo es el daño de que le lleva la huella hidrológica.
Resulta difícil promover una dieta específica, pues la alimentación sostenible depende de múltiples factores. Ya sea que lleves una dieta amnívora, pescetariana, vegetariana, vegana u otra, con los siguientes parámetros ayudas al cuidado ambiental.
¿Cómo aplicar la gastronomía sustentable? Reduce el consumo de carnes y opta por aquellas que provengan de animales de libre pastoreo, aplica el mismo parámetro para los derivados como leche o huevos; se recomienda simplemente incrementar el consumo de vegetales y de esta manera reducir la porción o cantidad de carnes.
Una buena opción es sumarse al movimiento “un día sin carne”, o hacerlo en cualquier día de la semana; también plantea comer carne solo en una de las tres comidas al día. Come sano y cuida el medio ambiente.