¿Se han dado cuenta lo fácil que es ofender a algunos sectores queriendo ofender a un individuo?
No, no he fumado nada en los últimos años, no es que de repente comencé a divagar en pedos múltiples, es que en ocasiones (en veces hasta de forma involuntaria) decimos una palabra, que por sencilla y común, puede resultar sumamente asquerosa al ofender a un individuo; regularmente esas palabras asquerosas suelen referirse a grupos o espacios humildes y/o vulnerables.
Como sé que de repente ni yo entiendo lo que estoy diciendo les voy a poner algunos ejemplos de esos que están bien padres porque son de la vida real.
Verán: hace algunos años, no muchos, un compañera del trabajo cuyo nombre no les diré, no porque no quiera, sino porque no vale la pena porque no la conocen y si uno dice chismes, pues al menos se debe asegurar que todos sepan de quién hablamos; en fin, esa compañera del trabajo se quejaba amargamente de su entonces jefe, a quien catalogaba como mandón, grosero y “peor que una vieja”.
Bien chispa ¿no? Una morra criticaba a un hombre y lo ofendía al compararlo con sus congéneres, aseguraba que era “un chismoso y verdulero, peor que una vieja”. La mujer me desespera mucho, por mil razones y hasta ese punto yo había permanecido callada ante sus comentarios machistas, pero ese fue mi límite.
No dije nada malo lo juro, solo la invité a nunca volver a decir esas cosas, al menos que evitara decirlas frente a mí… Juro que no adorné ese comentario con ninguna “malarazón” que la adjetivara, ofendiera o amenazara, dije eso, y seguí desayunando, me hizo daño el desayuno porque en serio me dio harto coraje, pero la vida siguió y en vista de que ella seguía haciendo esos comentarios hice lo más sano: comencé una distancia sana (antes de que se pusiera de moda el concepto) y ahora esa distancia se ha vuelto perfectamente absoluta e irreversible.
En este ejemplo usamos “chismoso y verdulero, peor que una mujer”, lo chismoso pues eso el génerico, pero la “verdulería” la usan para ofender a alguien con un oficio humilde y digno que al parecer, quien lo menciona le parece bajo, luego dice “peor que una vieja”. ¡Charros! Ella asumió que las mujeres son los seres a quienes se les debe atribuir esos deleznables adjetivos.
¡Y ándenle! Que en la reventada de la comparecencia del Secretario de Finanzas, escuché entre las mil voces que buscaban la calma, el orden y el silencio un grito altanero que expresa a la letra: “¡Váyase al mercado, diputada!”.
¿Qué chistoso, no? Nuevamente nos topamos con un insulto hacia los trabajadores de los mercados y/o verdulerías. Solo que esta vez desde el Congreso del Estado, la voz que propinó tan sutil grito era una voz femenina, creo saber a quién corresponde, pero la verdad prefiero darle el beneficio de la duda, porque no intento denostar a las mujeres que lo mencionan, nel y pa muestra otro ejemplo.
Hace unos días un señor dijo “sabe qué” de “una pendejada de una mecanógrafa a la que hay que correr”. Este comentario ha generado que la titular de la Secretaría de las Mujeres de Zacatecas haya levantado la voz para reprobar sus palabras contra una mujer “una mecanógrafa”.
En este último ejemplo el señor dijo cosas bien sabe cómo de una mujer que se dedica a mecanografiar documentos, sí, eso está de la chingada, pero me hace un poquito feliz, porque tengo la plena confianza de que la maestra Zaira Ivonne Viillagrana levantará la voz ante cualquier atropello hacia las mujeres de la entidad. Eso, eso me gusta porque yo creo que así será y si no, me va a dar bien muchota tristeza. Bueno esto del final si quieren ignórenlo, pero si no, no lo hagan.
Lo que sí se me hace bien culero es que se sigan utilizando frases hechas, lugares comunes y profesiones u oficios estereotipados para ofender desde un privilegio a alguien a quien creemos que eso le lastimará. Ofenden a un hombre o mujer diciendo que tienen un oficio humilde (por cierto están en el mismo nivel profesional o incluso en uno superior al de quien critica).
Ya casi termina la activación por la erradicación de la violencia contra las mujeres, ojalá algún día todos y todas entendamos que esos comentarios son violencia, de hombres a mujeres y de nosotras hacia nuestro género, pero lamentablemente para comprender que es violencia nos falta un chingo de camino por recorrer, ojalá al menos mi hija nunca use esas palabras (y ningunas) para ofender a otra mujer.
Le doy un aplauso; bueno, muchos, muchos.
Le mando un aplauso simbólico; bueno, muchos…