Estos días se ha hablado mucho del amor y la amistad y no faltan las felicitaciones, los abrazos ni por supuesto, los regalos.
No digo que esté mal, la fecha da el pretexto perfecto para abrazar y besar a los seres queridos y hasta dar obsequios, grandes o pequeños y sentir una gran alegría al recibirlos.
También esta fecha representa una esperanza para cientos, tal vez miles de empresarios –grandes, medianos y chicos– de registrar un repunte en sus ventas y con ello recuperarse de las ventas no tan buenas el resto del año.
De acuerdo con reportes periodísticos, la Cámara Nacional de Comercio reportó que a nivel nacional, en 2021 ventas cercanas a los 2 mil 540 millones de pesos y aunque nos parezca un “titipuchal” de dinero, no es nada con las ventas de 2020 cuando el organismo reportó 4 mil 988 millones de pesos.
No hay que ser un genio para darse cuenta de que la caída en las ventas obedece principalmente a la pandemia de COVID-19, que aunque no lo queramos influye en casi todas las actividades en todo el mundo y en México no es la excepción.
Los 10 obsequios más recurrentes el 14 de febrero son: comidas o cenas en restaurantes, peluches, chocolates, flores, libros, smartwatch y consolas de videojuegos y los propios jugos, sin dejar de lado las salidas al cine, con los amigos u otras actividades al aire libre (con las debidas medidas de prevención).
Siempre es agradable recibir un obsequio por el motivo que sea y si es algo que anhelábamos con el corazón nos llena de alegría y más si el presente viene de alguien especial.
Sin embargo, aunque las muestras de afecto con regalos tangibles son bonitas, hay mil maneras más que cuestan menos, económicamente hablando, y que tienen un valor incalculable, para demostrar amor al prójimo o a la prójima, además del amor sabroso (ese que se da de la cintura para abajo) dejando en su sitio al amor divino (el que se da de la cintura para arriba).
¿Ha considerado lo que un niño apreciaría que su padre o madre o ambos pasen realmente una tarde con él para platicar, jugar o comer alguna golosina? Sí, con él, no en el mismo sitio, pero cada quien por su lado.
¿O tal vez había pensado en visitar a sus padres y escucharlos un rato bebiendo un café o un chocolate, o tal vez llevarlo a pasear en su coche (si lo tiene) para que se despabile de la cotidianidad de la casa? A veces, se nos hace difícil dedicarles un poco de tiempo por las responsabilidades que tenemos en el trabajo, en nuestra propia casa u otras actividades, y más si ya son viejos y están en la etapa de que le dan vuelta una y otra vez a la misma conversación.
No olvidemos que cuando nosotros éramos unos chiquillos también hacíamos la misma pregunta una y otra vez y otra vez y ellos pacientemente nos la contestaban, además nos alimentaban, vestían y aseaban…
Y ni qué decir de las reuniones entre amigos, sí, somos muy asiduos a decir: “a ver qué día nos vemos para echarnos un café o una chela”, o lo que sea, pero ese día nunca llega… no olvidemos que nos tocó vivir en medio de una pandemia que arrasó por igual a jóvenes que a viejos, a mujeres que a hombres, a familiares, amigos, vecinos y conocidos que hoy vemos y mañana ya no.
La amistad nos da la familia que elegimos, porque no olvidemos que de nuestra familia, al único que escogemos conscientemente en esta vida es al marido o marida, por eso debemos fijarnos bien, porque de ahí en más, no elegimos ni a nuestro padre ni madre ni a hermanos ni primos ni tíos ni abuelos…
Para mí el amor es todo, sólo que no lo sabemos ver y lo buscamos siempre fuera de nosotros sin saber que está dentro de nosotros, que somos amor, pero bueno, ese es otro tema.
Les propongo que hagamos posible que cada día de nuestra vida hagamos sentir a nuestros seres queridos cuánto los amamos, que nos importan y que siempre estaremos ahí, tal vez no con costosos regalos, sino con nuestro acompañamiento, apoyo y cariño y bueno… –la economía del país también debe sobrevivir, así que apapachémosla también– al menos una vez al año con un obsequio demostremos nuestro amor.