El Pueblo huichol o wirrárica es uno de los pocos que se han mantenido puros desde antes de la Conquista de los españoles. Ubicados en la zona de Nayarit, Durango, Zacatecas y Jalisco, México es una nación en la cual sus raíces están basadas en su espiritualidad y su cultura.
Los Huicholes hacen bordados, arreglos, ofrendas, escudos y flechas para narrar la historia de la creación del mundo y del universo, pero también usan estos mensajes para detener el viento, llamar la lluvia o al sol. El ritual más puro de los huicholes ocurre sólo en las ceremonias religiosas en las que se ejecutan danzas y movimientos mágicos para activar la energía vital, para promover la vida.
Cada año, en el verano, muchos de ellos emprenden la peregrinación rumbo a Wirikuta, su territorio sagrado ubicado en San Luis Potosí, Sierra de Catorce y el Bajío, en la Huasteca; son 140 mil hectáreas consideradas Reserva Ecológica Natural y Cultural, que fue incorporada por la UNESCO a la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales.
Los chamanes y aprendices hacen el viaje a Wirikuta, el desierto sagrado donde crece el cactus mágico que se llama “hikuri” o peyote. El motivo de hacer este largo y difícil viaje es lograr conocer a los dioses y diosas que orientan a los peregrinos sobre sus caminos espirituales.
A través del peyote y los rituales que hacen, los peregrinos entran a un mundo mágico, a otro nivel de existencia donde conocen a las deidades, se comunican directamente con el dios Kayamarie, el resplandeciente venado azul, quien los inicia en su metamorfosis espiritual.
Esta transformación, desde la realidad humana y cotidiana hacia el mundo místico donde abunda los seres mágicos, permite acceder a la sabiduría y habilidades que utilizan cuando cumplen sus deberes sagrados.
Esta peregrinación es conocida como la ruta Huichola, quienes son reconocidos como una parte importante de la bioculutaridad, que es el cuidado de las tradiciones culturales, ambientales, sociales y tradiciones, es decir, trasmitir el conocimiento de generación en generación.
Recientemente en el Cerro del Padre se realizó uno de los rituales para el equinoccio de primavera, organizado por un grupo de ciudadanos que se llaman “Guardianes del Cerro del Padre”, la idea principal es cuidar el legado de esta etnia en el lugar, ya que se sabe que ahí apareció el venado azul, por lo que es suma importancia su conservación y rehabilitación del cerro para conservar las tradiciones de los huicholes.
En esta cultura se establece que deben de tener un equilibrio con la naturaleza, por lo que la rehabilitación de la fauna y flora se convierte en uno de los objetivos principales de este grupo.
El evento que se realizó tuvo una asistencia nutrida y variada de ciudadanos de Zacatecas, desde catedráticos de las universidades, profesores jubilados, vecinos del lugar, jóvenes que querían conocer más a esta cultura.
También estuvieron presentes representantes de la etnia Huichola, que transmitieron a trasvés de su mensaje la importancia de cuidar los elementos naturales, que los especialistas llaman servicios ambientales que ofrece el Cerro del Padre, el cual se convierte en un símbolo de pertenencia de los vecinos cercanos, ya que lo visitan para realizar ejercicio, practicar deportes, vigilar el sitio ceremonial que se encuentra ahí, así como para observar la fauna y flora que existe, y algunos acuden para ver las estrellas en el atardecer.
Los guardianes del Cerro del Padre están aplicando los objetivos del desarrollo sustentable en la formación de ciudadanía, trabajando en equipo, con responsabilidad y conocimiento del tema. Este ejercicio tiene como ejemplo a los Guardianes del Cerro de la Bufa, donde se han realizado trabajos de limpieza, reforestación, brechas contra incendio y vigilancia. Es importante destacar la partición ciudadana en el cuidado del medio ambiente.
Muy interesante descripción de una tradición que forma parte de nuestra cultura. Gracias por ello.
Muchas gracias por sus palabras