La colaboración entre instituciones siempre es benéfica. Estoy de acuerdo en eso. Sin embargo, existe una línea muy delgada entre lo que es cooperación bilateral e intervencionismo e injerencia de un Estado a otro.
En su segunda visita a Zacatecas, el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, llegó acompañado de una comitiva integrada por elementos de las agencias de seguridad de su país: FBI, DEA, Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia; Agencia para el Desarrollo Internacional y, por supuesto, el Cónsul General de Monterrey, Roger Rigaud.
Y ¿cómo no se iba a generar tremenda confusión? Si luego de realizar una reunión privada -a la que no se invitó a ningún funcionario civil ni militar del Gobierno Federal y de la que sí se filtró un video-, Monreal y Salazar ofrecieron una pomposa conferencia de prensa para anunciar que habían alcanzado un acuerdo de colaboración para recuperar la paz del estado y enfrentar los desafíos del tráfico de personas, armas y fentanilo. Los tres delitos del fuero federal y de proporciones internacionales.
En ese anuncio, el Cónsul indicó que el trabajo es para crear “una seguridad compartida para Estados Unidos y México. Es bien sabido, que Zacatecas es zona de paso para los ilícitos referidos por Ken Salazar.
La confusión tomó tales dimensiones, que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que salir a desmentir la firma del supuesto acuerdo de colaboración entre Zacatecas y Estados Unidos. Y otra vez, el Senador Ricardo Monreal apareció para defender a su hermano David, gobernador de la entidad, asegurando que no se había firmado ningún convenio.
La realidad es que el errático actuar de David Monreal y las declaraciones confusas que ambos funcionarios dieron sobre “la colaboración institucional” en materia de seguridad pusieron a Zacatecas en el “ojo del huracán”.
Dieron a entender que se había firmado un convenio, que de entrada sería ilegal y que ninguna entidad federativa puede establecer con otros países, ya que la política exterior es una atribución única y exclusiva del Gobierno Federal, según el Artículo 117 Constitucional.
Lamento mucho que se haya dado ese desconcierto. Y firmemente deseo que la cooperación bilateral, que Salazar y Monreal presumieron a los cuatro vientos, no rompa esa delgada línea que nos puede llevar al intervencionismo de EU en Zacatecas y, por ende, en México.