Luna Nueva: La devoradora…

La escena fue casi dantesca: una madre encima de su hija luchando con toda su fuerza. Los rostros desencajados evidenciaban enojo, frustración, desespero, miedo… En una toma cinematográfica parecería que la madre “aleccionaba” ferozmente a la hija con furia y sin piedad.

Lo que escapa a primer cuadro es lo que hay en las manos de la joven: en la derecha un frasco de clonazepan y en la izquierda un puño de olanzapina, de las que en la boca tiene un puñado con las que se atraganta mientras jadea por esfuerzo que amerita la lucha y grita que se ahoga, que le falta aire.

La escena no era la de una paliza para aleccionar a la hija. La madre le salvaba la vida. Lo logró a un costo que sólo una madre está dispuesta a pagar. 

A pesar del esfuerzo de la madre por hacer vomitar a la hija no lo logró. Nadie, ni ella misma sabe cuántas pastillas ingirió. Al abrir los ojos tras pasar 28 horas inconsciente en el hospital, lo primero que hizo ella fue rechazar a la madre, culparla de su desgracia y reprocharle haberle frustrado su objetivo. Ni la miró ni le habló por días.

Durante el mismo tiempo el mundo entero oscureció para la madre. No durmió, no comió, no pensó en nada más que en su hija. Lloró ríos y pidió fuerte y quedito a Dios por su vida.

El terrible episodio terminó con una semana de internamiento en el hospital psiquiátrico de la hija como paciente y la madre como cuidadora, incomunicadas totalmente, en un ambiente totalmente ajeno y desconocido para ambas. La hija con la rabia aún asomada en la mirada y los labios cosidos, sin la menor intención de hablar con su madre. La madre con el alma partida sin saber en qué falló, cómo no sospechó el nivel de la depresión que la asecha como una devoradora de felicidad y sin saber qué hacer para que jamás lo vuelva siquiera a pensar.

Han pasado semanas. Ambas mujeres están en tratamiento médico, la hija con altibajos y recaídas, la madre con un miedo terrible de que lo intente otra vez y que esta vez esté ella sola o peor, que lo logre…

“La depresión está acabando con nuestros jóvenes, con nuestros hijos”, declara contundente la mujer, quien sin temor a equivocarse afirma que la depresión es un mal silencioso que ríe y se pinta de colores los ojos para ocultar la tristeza de quienes por la prisa de la cotidianidad no observa y no se da cuenta cuando el brillo de la felicidad se apaga en los ojos, que aunque pintados son muy ajenos a la felicidad.

La salud mental es un tema del que nadie habla, que incluso avergüenza y es causa de discriminación, a esa conclusión llegué tras conocer la dolorosa historia; sin embargo, son pocos quienes le dan la importancia requerida, que reconocen como una enfermedad cuando hay algún desequilibrio y por lo cual no la atienden a tiempo, como a un resfrío, a una lumbalgia o un dolor de cabeza.

Con la pandemia la depresión tomó una fuerza casi indómita por el confinamiento, el desempleo y en Zacatecas en específico por la falta de oportunidades y, sobre todo, por la inseguridad, a lo que hay que sumar problemas personales muy particulares de cada persona.

Los últimos cuatro años en el estado se han registrado 206 suicidios y 29 intentos de suicidio, de acuerdo con las estadísticas de Incidencia Delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública, difundidas en la página de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas hasta mayo de este año.

De acuerdo con estas estadísticas, 2021 fue el año en que más personas se quitaron la vida (106) y también de las que tuvieron la intención, pero no lo lograron (11).

En 2019 el Ministerio Público tomó conocimiento de 27 suicidios y cuatro intentos; en 2020 fueron 35 y ocho respectivamente y hasta mayo de 2022 se lleva cuenta de 37 y 6.

El INEGI sitúa a Zacatecas en primer lugar de muertes externas, es decir, defunciones que no son por causas naturales, como homicidios, accidentes y suicidios; según el conteo el 7% de todas las muertes que ocurrieron en México encajan en esta clasificación, es decir, 84 mil 698 durante 2021; el resto fueron fallecimientos por enfermedad.

Sin embargo, las frías estadísticas que le dan número a una muerte por suicidio no ilustran la tragedia humana que hay en su entorno ni dan respuesta a los deudos ni se lleva el temor de quienes temen que su ser querido ocurra otro intento que no falle. Mi reflexión viene a colación porque el pasado 10 de octubre fue el Día de la Salud Mental.

1 comentario en “Luna Nueva: La devoradora…”

  1. Que fuerte, pero es real.
    Los chicos de hoy nos han dejado sin armas. Pesar de que hacemos hasta lo imposible por que estén sanos, algo nos falló como padres, quizás no los vimos bien y como sonreían pensábamos todo está bien. No es suficiente esto tenemos que adentrarnos ms en sus vidas. Evitar desde casa se nos vallan pero también hacerles responsables de sus propias vidas no permitir nos culpen por todo y esconderse en pretextos que no son. Buscar soluciones para que ellos sigan con nosotros.

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