Luego de las fiestas de Navidad, retomo mi participación semanal en Lalalá News, saludando a los lectores y deseándoles parabienes en este naciente 2023.
El año 2022 fue complicado política, social y económicamente para muchos zacatecanos, y qué decir del problema de inseguridad que pareciera se agravó en los últimos meses. Esperemos un mejor panorama y haber aprendido de lo que el 2022 enseñó.
Cerramos el año con asesinatos, como lamentablemente es común, pero con un problema que parece agravarse: el tema de los desaparecidos. Cada vez es más común ver las cédulas de búsqueda que circulan en las redes sociales y las calles de nuestras ciudades y poblaciones expedidas por la Fiscalía del Estado, o elaboradas por familiares y amigos de quienes buscan desesperadamente a las personas desaparecidas.
Ya muchos zacatecanos cuentan entre sus familiares, cercanos o conocidos a una persona desaparecida, penosamente se está volviendo algo común y a lo que debemos resistir acostumbrarnos como con el tema de los asesinatos.
Nuestro estado está siendo el protagonista de asesinatos, secuestros y balaceras que casi siempre quedan impunes, y pese a los crecientes esfuerzos de las autoridades por pacificar la región, la impunidad alienta el problema.
Las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas no Localizadas y Localizadas (RNPDNO) son alarmantes, tan solo en el año 2022 desaparecieron 755 personas de entre 4 y 65 años de edad en nuestro estado, y en los pocos días de este 2023, las cédulas de búsqueda de al menos 7 personas se han expedido por la Fiscalía.
Sin duda, además de terminar con la impunidad, la mejor estrategia para enfrentar este grave problema debe involucrar a todas las autoridades federales, estatales y municipales, a los órganos autónomos de México y a la sociedad civil, incluyendo a las víctimas y a los grupos de víctimas. Así se intentará al menos hacerle frente y no normalizar lo que sucede.