Luna Nueva: Sindicalismo y Día del Trabajo

A medida que pasa el tiempo la marcha por el Día del Trabajo –desde mi punto de vista– se torna cada vez más como una burla para el asalariado, porque se marcha sólo para cubrir una demanda de un sindicato equis, so pena de descontar un día de pago por la falta.

Al paso de los años, de ser una marcha de protesta para exigir derechos y/o denunciar abusos y para honrar la memoria de los obreros que dieron su vida luchando para tener jornadas justas de trabajo, se ha convertido en un desfile organizado por los sindicatos para saludar al gobernante en turno (si es que no envía representante).

Los contingentes son plenamente identificados con banderas o banderines y vistosos uniformes que se distribuyen exprofeso, que, en algunos casos, el trabajador tiene que pagar. De los que van “marchando”, casi estoy segura que pocos saben cuál es el objetivo de “la caminata”, lo he visto más de una vez cuando me ha tocado cubrir la marcha: mujeres arregladas para la ocasión platicando entre ellas sobre las novedades de la fiesta del fin de semana, de los zapatos de tal compañera o van revisando sus teléfonos celulares, igual que los hombres que las acompañan.

Con este tipo de comportamiento dudo mucho que vayan conscientes de que la marcha es, por un lado, para honrar la memoria de quienes perdieron incluso la vida para exigir muchos de los derechos que ahora gozamos, que se nos hacen muy normales, pero hace unos años nadie tenía… y por otro, para evidenciar carencias, abusos y exigir mejoras laborales.

La historia atrás del Día del Trabajo se ha ido diluyendo con los años, por las presiones sindicales, el poco interés de todos en general por leer y cultivarse y por las malas clases de historia que se imparten en las escuelas.

En México se celebró por primera vez el Día del Trabajo en 1913, cuando 20 mil obreros marcharon para exigir al gobierno de Victoriano Huerta la implantación de la jornada de ocho horas de trabajo.

En sí, el Día Internacional del Trabajo tiene su origen mucho antes, en 1886, cuando fue reprimida una manifestación de los obreros de la fábrica McCormick (Chicago, Estados Unidos), que durante varios días salieron a protestar, no haré un análisis pormenorizado de la historia, baste con saber que los trabajadores protestaban porque las jornadas laborales podían extenderse hasta a 18 horas y pedían que se redujeran a ocho. El 1 de mayo la protesta fue acallada a balazos por fuerzas represoras, que causaron numerosos muertos y heridos.

A pesar de tantas vejaciones a la clase trabajadora (salarios insuficientes, empleos sin prestaciones, los famosos outsourcing, acoso, discriminación y un largo etc.), nadie, ni siquiera en el Día del Trabajo, protesta por mera dignidad.

La marcha es igual casi todos los años: Días antes, dirigentes sindicales y patrones acuerdan algunas prestaciones o mejoras salariales, que no siempre son para celebrarse, pero con “el logro sindical” como argumento, obligan a los trabajadores a marchar sin protestar. Este año el aumento para los sindicalizados que marcharon “alegremente” fue de entre 2% y 5%, una reverenda mentada de progenitora, porque en términos reales vienen siendo 100 o 200 pesos que se van en el pago de impuestos.

Este año, la nota la dio el Sindicato Independiente de Trabajadores del Estado de Zacatecas (SITEZ) que se “alebrestó” para protestar porque no hay un incremento salarial sustancial con el que los asalariados puedan tener una vida digna “no nos alcanza su pinche salario raquítico”, dijo el líder del sindicato.

Y es verdad, con el costo de los productos básicos por las nubes no hay salario que alcance y en Zacatecas menos, es tan raquítico –dijo el líder–, que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares la mayor parte de la población zacatecana es de clase baja y el estudio Cuantificando a la Clase Media en México, el 63% de los zacatecanos pertenece a ese estrato social, el salario promedio en el estado es de 7 mil pesos mensuales, que como liga, un jefe de familia debe estirar para satisfacer todas las necesidades de su casa, la situación empeora cuando se trata de una pareja con hijos, pero esa es otra historia.