La Fiscalía General de Justicia de Zacatecas está acéfala, por razones personales el Doctor Francisco Murillo Ruiseco renunció al cargo que ostentaba desde el 2016 y ahora los Poderes Legislativo y Ejecutivo deberán llevar a cabo el complejo proceso que establece la Constitución para designar a quien lo sucederá.
Este nombramiento es de la mayor importancia, se trata de elegir a quien en los próximos siete años será el responsable de conducir la institución encargada de investigar los delitos que se cometen en el Estado, recabar pruebas de los hechos y llevar a juicio a los responsables para que los jueces les apliquen las sanciones que establece el Código Penal.
Es una responsabilidad sumamente compleja, de mucha exposición y riesgo que requiere de una persona de tiempo completo, que conozca perfectamente la ley y tenga el carácter, la sensibilidad y el compromiso con esta tierra que la está pasando muy mal.
El Fiscal no hace política; no cobra impuestos ni los distribuye; no educa niños ni construye escuelas; no promueve la salud, la vivienda, la producción, la inversión, el turismo o la cultura; no proporciona los servicios de limpia, de agua potable o alcantarillado; no pavimenta calles y tampoco es el responsable de la seguridad pública.
Sin embargo el Fiscal es quien debe garantizarnos que quien atenta contra nuestros derechos, contra nuestra vida e integridad, contra nuestras libertades, nuestra familia y nuestro patrimonio, reciba un justo castigo, solo así las sociedades pueden desarrollarse en paz.
Hoy la sociedad mexicana (y la de Zacatecas en particular), no se está desarrollando en paz porque pululan los grupos delincuenciales que atentan abiertamente contra todo y contra todos y no reciben su merecido; la impunidad es hoy por hoy la principal causa de nuestros males.
En el 2016, cuando Murillo Ruiseco llegó a la entonces Procuraduría, se reportaban 449 homicidios dolosos al año, para el 2021 la cifra se elevó a 1,134, y lo mismo las desapariciones, esos son los años negros que le tocó sortear.
Pues llegue quien llegue, si no cuenta con los recursos humanos y financieros suficientes para fortalecer la institución, las cosas no van a mejorar.
Es hora de redireccionar el gasto superfluo, el gasto en obras de relumbrón y sobre todo el gasto electoral disfrazado de política social; urge fortalecer las instituciones encargadas de procurar e impartir justicia, disminuir sus presupuestos o denostarlas solo favorece a los criminales.
Y, concluyo, hay que hacer efectiva la autonomía de la Fiscalía, Zacatecas necesita un Fiscal profesional e imparcial, no un Fiscal carnal.