Como ciudadanos comunes y corrientes –de este país o de cualquier otro, creo que aplica igual en cualquier latitud del mundo–, vamos por la vida preocupados por las cosas básicas para nuestra existencia: alimentación, vestido y vivienda.
Los afortunados que tienen más, tienen otras preocupaciones, porque entre más se tiene más se necesita y menos alcanza, al menos económicamente, para satisfacer todos nuestros requerimientos.
A menos que uno se dedique a la política, periodismo o cualquier otra ocupación de la que dependa de ello ganarse el sustento, la mayoría de las personas con las que “nos topamos” a diario difícilmente conocen de temas políticos o de los movimientos económicos internacionales o nacionales que afectan nuestra forma de gastar nuestro dinero.
Pero hay un lenguaje universal en este asunto que entendemos todos sin importar si somos médicos, carpinteros, profesores, taxistas, abogados, comerciantes, líderes sindicales o amas de casa: la economía familiar.
No importa si es una familia de 10 o de dos, cuando algo en el país o el estado donde vivimos no va bien, el dinero no alcanza y es lo que resiente quien se encarga de los gastos domésticos sin importar si el peso se ha recuperado frente al dólar y se diga que es una moneda fuerte o que el barril de petróleo cueste 84 pesos, esos datos no significan nada porque se ven muy lejanos a nuestra realidad cotidiana.
La gente, en general, no sabe de tiempos políticos, no lleva las cuentas de si es tiempo de precampañas o campañas presidenciales, sabe que un sexenio llega a su fin y que habrá nuevas elecciones, pero desconoce pormenores a pesar de toda la información que circula en medios y en redes sociales, y aunque en determinado momento se suma a uno de tres grupos muy definidos en el tema: los que apoyan al gobernante en turno, los que no (la mayoría, creo) y los que siguen su vida sin prestar atención a ese tema, en realidad desconocen movimientos, reformas, montos económicos que están autorizados a gastar o quien está en qué partido, con eso de que hoy vemos a un personaje en uno y luego en otro y otro…
Desafortunadamente tengo varios amigos y conocidos cercanos quienes esperan con fe –sí, con fe y mucha– el regreso de un ser querido, han hecho todo lo que han podido para hallarlos sin importar dónde o cómo los encuentren, a ellos les importa un pepino las cifras oficiales como que Gobierno del Estado afirme que se ha reducido 80% los secuestros o que el último Informe General del Examen Periódico Universal de México 2024 ante la Asamblea General de la ONU, señala que en México, desde 2006 a la fecha, únicamente entre el 2% y el 6% total de las desapariciones han sido judicializadas.
El documento señala que el delito de desaparición forzada en México está sumergido en una impunidad casi absoluta ya que, hasta 2021, en el país sólo se han emitido 36 sentencias por casos de desaparición de personas a nivel nacional. De acuerdo con el Informe, de las más de 111 mil víctimas de desaparición que hay hasta el día de hoy, 40 mil ocurrieron durante este sexenio, estos datos son terriblemente desalentadores.
Otro de los datos que son muy cacareados por los gobiernos es la generación de empleos, en Zacatecas, por ejemplo se ha dicho que en lo que va de este gobierno se han roto récords en generación de empleos comparado con cifras de años anteriores, y sí puede ser cierto, pero lo que no dicen es que de los empleos que hablan son de esos que pagan sólo el mínimo por jornadas extenuantes, donde impera la rotación de personal ¿por qué será?
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, Zacatecas repuntó en generación de empleo, la población ocupada (con trabajo), según esta medición aumentó; en el tercer trimestre de 2023, 14 mil 406 personas más fueron empleadas que en el mismo periodo de 2022 –a veces creo que cuentan los mismos espacios laborales de una empresa sin importar quién la ocupe, porque sigue contando como plaza laboral, pero por ella han pasado dos, tres o capaz que 10 o más personas–.
La misma encuesta dice que seis de cada 10 trabajadores en Zacatecas son informales, es decir, sí hay trabajo, pero no todo es generado por el gobierno directa o indirectamente… en fin, son números que no le importa a la señora que hace dos semanas decidió poner un puestito de gorditas en la vía pública, porque no halló trabajo o el que encontró era de todo el día con un sueldo de risa.
En fin, vuelvo a lo mismo de hace unos días, algo no está bien cuando para el lado que volteemos vemos mucha gente buscando el sustento vendiendo lo que puede, incluso medias…