Zacatecas es uno de los estados que más presencia militar tiene en el país, permanentemente tenemos el 52 Batallón de Infantería en Guadalupe, el 53 en Tlaltenango y el 97 en Fresnillo a los que se suma la Compañía de Infantería no Encuadrada (CINE) de Jalpa, todas bajo el mando de la 11 Zona Militar.
En tiempos de crisis allá por los años 2011 al 2015, cuando la violencia se desató a niveles nunca antes vistos en el estado, Zacatecas realmente se militarizó –aunque ni los medios ni el gobierno se atrevieron a decirlo abiertamente–, pues además de las bases militares permanentes, por llamarlas de otra manera, se pidió apoyo al Gobierno Federal porque ni los tres batallones junto con la CINE, la desaparecida Policía Federal y la Estatal Preventiva pudieron por su cuenta hacer frente a los embates de la delincuencia, entonces se enviaron batallones enteros de otros estados, incluso de la Marina.
Los comunicados periodísticos de aquel entonces, daban cuenta con bombo y platillo que llegaba equis cantidad de militares a reforzar la seguridad en el estado y luego tantos más y más; en una ocasión conté que había, por cantidad, unos cinco batallones adicionales a los de casa (por eso de que cada batallón tiene entre sus filas unos 500 elementos, aunque podrían ser más), para contener la violencia.
Al paso de los años las tropas regresaron a sus lugares de origen y la presencia de militares en Zacatecas quedó en la ordinaria (tres batallones y la CINE), sin embargo las cifras contrastan de un tiempo a otro: En el año 2015 se reportaban 300 muertes violentas en un año, actualmente en 12 meses se registran más de mil homicidios dolosos aún con la presencia de la Guardia Nacional y fuerzas especiales, como las que anunció el mismo presidente López Obrador en noviembre de 2022 tras el asesinato del comandante de la Guardia Nacional, el general José Silvestre Urzúa en un enfrentamiento con una célula criminal.
Tras esos hechos, se envió a 439 hombres más: 200 de las Fuerzas Especiales pertenecientes a Temamatla, Estado de México, y 239 procedentes de Guadalajara, Jalisco, aún cuando una de las promesas de campaña de López Obrador fue que regresaría al Ejército a sus cuarteles y para lograrlo, a sus pistolas –como siempre– creó la Guardia Nacional para lo cual promovió reformas a la Constitución y disolvió la Policía Federal; si mal no recuerdo muchos de los elementos fundadores del nuevo cuerpo de seguridad fueron militares y policías federales (los mismos, pero con otro uniforme).
A lo largo del sexenio federal ha sido más que evidente que el Ejército no sólo no regresó a los cuarteles, sino que cada día tiene más presencia y me atrevería a decir que más poder; está en todos lados porque López Obrador lo ha hecho su principal aliado para todo: los llama para que hagan actividades de seguridad pública, cuando no les corresponden y para ello creó la Guardia Nacional, de albañiles como en el aeropuerto Felipe Ángeles y si se desatara una huelga o paro permanente, por ejemplo en el sector salud, el Presidente echaría mano de los médicos militares para dar el servicio. No olvidemos que en sus filas hay de todo: albañiles, agricultores, artesanos, maestros, ingenieros, médicos…
No está del todo mal, el ejército se debe a su pueblo, más que a su Presidente, aunque sea su comandante supremo, pero no todas sus actuaciones son buenas, cierto o no circulan notas, videos y noticias en general de abusos cometidos por los uniformados como los recientes en Guerrero donde los de verde parecen olvidar que estamos en la era que cualquiera con un teléfono inteligente puede difundir testimonio tanto de los hechos buenos como malos y han sido expuestos agrediendo a sus compatriotas.
En este contexto, no me sorprendería que en un momento en que a un mando o líder militar lo abandone la cordura se sienta con el suficiente poder para hacer independiente al Ejército, ¿se imaginaría lo que puede pasar?
En un tiempo de mi vida conviví muy de cerca con muchos militares, de todos los rangos, y descubrí que más allá de todo el romanticismo con que los vemos en general o el desprecio, también son hombres con aspiraciones, ideales y valor.