Para resolver los problemas primero es necesario reconocerlos. Con esta simple reflexión quiero analizar una de las más graves problemáticas que enfrentamos en México: la violencia contra las mujeres.
El Estado Mexicano ha fracasado en su obligación de garantizar a las mujeres el respeto a sus derechos humanos y a tener una vida libre de violencia. Deuda que se incrementó en este sexenio.
Me refiero a esta grave epidemia de violencia contra las mexicanas, porque justo en este momento la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrolla la campaña mundial Únete,16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, que inicia el 25 de noviembre Día Internacional para Erradicar la Violencia contra las Mujeres y concluye el 10 de diciembre Día de los Derechos Humanos. Periodo que incluye las efemérides del 1 de diciembre Día Mundial de la Lucha contra el SIDA y 3 de diciembre Día de las Personas con Discapacidad.
La desigualdad de género es la causa de muchos problemas que afectan de forma desproporcionada a las mujeres y niñas, como las violencias en el seno familiar y la sexual, salarios más bajos, falta de acceso a la educación y una asistencia sanitaria inadecuada. Circunstancias todas violatorias de los derechos humanos.
En este marco de la campaña Únete 2023, que tiene como lema “Invierte para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas”, a fin de llamar a los gobiernos del mundo para que expliquen en qué aplican los recursos para atender esta problemática, quiero analizar lo que sucede en nuestro país, donde el gobierno desapareció las guarderías infantiles y las escuelas de tiempo completo y disminuyó los recursos para atender el cáncer en las mexicanas.
Estadísticas del INEGI indican que el 33.6% de niñas y adolescentes de 12 a 17 años que usaron Internet o celular recibieron fotos o videos con contenido sexual.
Las cifras señalan que el 20% de pacientes con el virus de VIH son mujeres y, sin embargo, no tienen acceso a diagnóstico y prevención. En cuanto a la discapacidad, se establece que más de 22 millones de mexicanas tienen esa condición.
La brecha salarial permanece, pues de cada 100 pesos que gana un hombre como ingreso laboral en México, las mujeres recibimos 81. Es decir, las mexicanas tenemos mayor presencia en sectores y empleos peor remunerados y tenemos menos posibilidades de obtener puestos de mayor nivel.
La manifestación extrema de la violencia contra las mujeres es el feminicidio, que en el presente sexenio suma casi 4 mil 600 reconocidos como tal; pero más de 17 mil mexicanas han sido asesinadas. Por eso, hoy recordemos a Milagros, Jessica, Debanhi, Vanesa, Michelle, María Belén, Adriana, Luz María y Blanca, mujeres con nombre y apellido a las que les arrebataron la vida por su género.
Ante la desigualdad, exclusión y violencia que vivimos las mujeres es urgente generar y aplicar políticas públicas que vayan en concordancia con los tratados internacionales signados por México para eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer y garantizarles una vida libre de violencia, que como Legisladora Federal me comprometo a impulsar y apoyar desde la Cámara de Diputados.