Se han preguntado alguna vez ¿qué es la riqueza? ¿Se sienten ricos? O, ¿qué es lo que les falta? Yo sí me he hecho todos estos cuestionamientos y aunque en más de una ocasión me he sentido miserable (económicamente) luego llego a la conclusión de que pobre no soy, sencillamente porque no me siento así, ni cuando he pasado por difíciles situaciones que me han sumergido momentáneamente en la carencia.
México es un país inmensamente rico, más allá de todo lo que podamos imaginar. Para quienes la riqueza significa dinero o posesiones materiales, nuestro país representa riqueza, pues gracias a sus recursos naturales –que parecen inagotables– ha producido mucho dinero a lo largo de su historia, baste echar un vistazo a nuestra historia y veremos que desde la Conquista, México ha sido saqueado y desde entonces, de todas las formas posibles sigue siendo “exprimido”.
Durante el primer trimestre de 2023, el Ingreso Disponible Bruto (IDB) alcanzó un nivel de 7 billones 212 mil 240 millones de pesos y representó 98.4% del PIB trimestral de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La sola cifra es difícil de expresar, ¡imaginen verlo físicamente! Si lo dividiéramos entre cada habitante de México –que de acuerdo al INEGI, en el primer trimestre de 2023 la población del país era de 129 millones– nos tocaría de poco más de 5 mil 590.88 millones de pesos, entonces ¿por qué tanta carencia en todo?
Comprar los productos de la canasta básica no siempre es sencillo para la mayor parte de los compatriotas, de acuerdo con cifras oficiales, 46.8 millones de mexicanos –el 36.3% de la población total– viven en pobreza.
Aunque los indicadores del Consejo Nacional de Evolución de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indican una reducción de la pobreza en México de 8.9 millones el número de pobres de 2020 –año de la pandemia de COVID-19–, a 2022, pasando de los 55.7 millones de pobres a los 46.8, al menos en Zacatecas las conversaciones, incluso entre mis amistades con más poder adquisitivo, son de las dificultades que hay que sortear para tener lo mínimo indispensable, incluso hay quienes han modificado sus hábitos de consumo.
No hay salario que alcance y las becas que reparte el Gobierno Federal son insuficientes para cubrir todo lo que se ha retirado de casi todos los servicios públicos, principalmente en el sector salud. He visto cómo una gran amiga, profesionista que ejerce su profesión y entrona a cualquier trabajo, sufre para conseguir los medicamentos que ya no tiene el sector salud, pues, por ejemplo, uno solo cuesta arriba de 2 mil pesos para menos de una semana.
He oído comentarios de amigas que tienen empleos bien remunerados y con prestaciones decir que ya no van a tal o cual tienda porque “ahí en dos cosas ya son mil pesos y no…”.
La riqueza de México es tan vasta como sus recursos naturales, es productor de petróleo, tiene amplios litorales, tiene selvas, bosques, desiertos, un inventario descomunal para casi cualquier país en flora y fauna.
Pero no sólo es dinero o posesiones materiales lo que da felicidad a las personas, también son muchas cosas más que no se compran con monedas, de las que también México es inmensamente rico: su gente, su cultura y sus tradiciones, pero no creo que haya alguien que pueda negar que todo eso se disfruta mejor cuando la cartera es rebosantemente obesa, tanto como para no medirse ni en los gastos menores ni en los mayores.
Y ustedes… ¿se han sentido pobres alguna vez?