En días pasados se realizó en el pueblo mágico de Jerez, Zacatecas, una importante ceremonia con el objeto de celebrar el 141 natalicio del ilustre jerezano, el célebre músico Candelario Huízar, el evento fue organizado por el Instituto Jerezano de Cultura y se contó con la presencia de los alumnos de la escuela primaria Candelario Huízar, así como del jardín de niños del mismo nombre.
El acto se llevó a cabo frente al busto ubicado al interior del jardín Rafael Páez y contó con la participación del titular del Instituto Víctor Huízar Iturriaga, quién evocó al músico Wolfgang Amadeus Mozart con la frase: “La música es mi vida y mi vida es la música”.
El maestro Huízar vio la luz por primera vez un 2 de febrero de 1883, a pesar de que su origen fue humilde, ello no impidió que se interesara desde pequeño por la música. Inició sus estudios a los nueve años de edad e ingresó a la Banda Municipal de Jerez, dirigida por Narciso Arriaga, su primer maestro de instrumentos de aliento.
Conoció al violinista Enrique Herrera, quien le dio clases de viola y con quién formó a los 17 años un cuarteto de cuerdas, esto ocurrió en 1907, cuando se mudó a Zacatecas capital. Fue alumno de Aurelio Elías, en violín y armonía, ingresó a la Banda Municipal y adoptó el corno como su instrumento principal.
En 1914 se incorporó a las filas villistas y participó en la revolución en 1917, posteriormente llegó a la ciudad de México e ingreso a la Banda de Música del Estado Mayor Presidencial.
Finalmente, Huízar pudo realizar su sueño y a los 35 años de edad logró inscribirse en el Conservatorio Nacional de Música, donde estudió con el maestro Arturo Rocha, corno, y con Estanislao Mejía, Gustavo Campa y Rafael J. Tello, armonía y composición, respectivamente.
Sus primeras composiciones denotan la influencia francesa de su maestro Gustavo Campa, pero a partir de fines de los veinte, su estilo musical cambió radicalmente toda vez que Huízar ingresó de lleno a las filas del Nacionalismo musical e integró temas pentatónicos indígenas en varias de sus obras.
Su sinfónico número 4 utiliza melodías coras y huicholes. Su primera sinfonía fue estrenada el 31 de julio de 1930, por Carlos Chávez al frente de la Orquesta Sinfónica de México; Silvestre Revueltas, escuchó la obra y afirmó: “Huízar es un auténtico valor de nuestra música”.
Su poema sinfónico mereció el tercer premio en el Primer Congreso Nacional de Música, en el concurso de composición nacionalista. Su carrera ascendente se vio interrumpida el 22 de mayo de 1944 cuando una hemiplejía lo dejó paralítico e incapacitado para continuar su trabajo.
Lamentablemente el Maestro Candelario Huízar falleció el 3 de mayo de 1970; su obra se compone de cinco sinfonías, la última de ellas inconclusa, tres poemas sinfónicos integrados por Imágenes, Pueblerinas y Surco, una orquestación del concierto Grosso Op.3 No. 11 de Vivaldi, un cuarteto para cuerdas, una Sonatina para clarinete y fagot y un gran número de arreglos vocales e instrumentales de melodías tradicionales mexicanas, que entre muchas otras forman el legado de este jerezano dejó a la humanidad, convirtiéndolo en un zacatecano de talla universal.