Fue en enero de 2023 que la «nueva gobernanza» convocó al denominado Foro de Consulta para la Integración de la Estrategia Estatal para la Construcción de Paz, Prevención y Convivencia Ciudadana, un evento de nombre larguísimo y rimbombante que sólo Obama sabe en qué consiste.
Y durante varios días, en el Palacio de Convenciones, se instalaron diversas mesas de trabajo para que la sociedad civil le dijera al gobierno cómo hacer su chamba, que para eso le paga el pueblo.
Casi tres meses después, en rueda de prensa, las caras largas no se hicieron esperar cuando la entonces secretaria general de Gobierno, Gaby Pinedo; la coordinadora estatal de Planeación, Ruth Angélica Contreras, y la subsecretaria de Prevención Social del Delito y responsable de la Estrategia Estatal de Construcción de Paz, Diana Guadalupe Saucedo Nava, dijeron que no, que la dichosa estrategia de nombre larguísimo no sería posible más que las actividades que ya estaban presupuestadas.
Y todo porque el Presupuesto de Egresos 2023 ya había sido aprobado meses antes por la 64 Legislatura y había actividades que no se habían contemplado, pero que con mucho gusto se programarían para el siguiente ejercicio fiscal, o sea, este 2024.
Pues ya casi se llega el tercer informe de gobierno (la mitad del sexenio) y de la dichosa estrategia, ni sus luces. Eso sí, en enero de este año, justo un año después de convocar al dichoso foro de nombre larguísimo, el gobernador David Monreal anunció que este 2024 sería el «Año de la Paz» (aunque terminara en un simple decreto de papelería oficial), con todo y una «Agenda por la Paz».
Se trataba de una estrategia que llegó casi a la mitad del sexenio y que incluía más de 100 acciones a implementar, aunque ya desde el inicio el documento parecía más la continuidad de la agenda de simulación a la que ha acostumbrado la «nueva gobernanza».
Pues siguiendo con esta farsa, este martes el secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza (de quien no se ha acatado el exhorto legislativo para destituirlo por la brutalidad policiaca ocurrida durante las manifestaciones del 8 de marzo), encabezó la instalación del Consejo Estatal de Consulta y Participación Ciudadana en Materia de Seguridad Pública, otro órgano de nombre larguísimo y rimbombante para seguir dorando la píldora en el «tema de temas».
Aún más, porque la improvisada detención de un jefe del crimen organizado en días pasados (y que mantuvo a Zacatecas con cuatro días consecutivos de hechos violentos), pone en entredicho la «histórica» reducción de homicidios dolosos en la entidad, que contrastan con la percepción de inseguridad que prevalece en prácticamente 95 de cada 100 zacatecanos.
En otra machincuepa de la «nueva gobernanza», con este nuevo organismo se pretende que, ahora sí, en serio, de veritas, de veritas, la sociedad se involucre en las tareas de prevención del delito para, dicen, «consolidar la paz» en Zacatecas porque «el avance que se ha tenido en seguridad ha sido colosal» (Rodrigo Reyes dixit).
Pero a qué grado estará la descoordinación en la «nueva gobernanza» (¿o hablamos ya de la secta?) que este martes, en sesión ordinaria de la 64 Legislatura, el diputado morenista Armando «Chile Yahualica» Delgadillo Ruvalcaba propuso una iniciativa (aprobada de urgente y obvia resolución) para exhortar a todos los Ayuntamientos a que cumplan con la creación de comisiones edilicias, órganos y programas municipales en materia de prevención social de la violencia y del delito.
Y ya de paso, que la «nueva gobernanza» publique en caridad de Dios el Programa Estatal de Prevención Social de la Violencia y del Delito. ¡Nada más!
Un rector muy entregado
Mientras el rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Rubén Ibarra Reyes, participaba en la instalación del (tome aire) Consejo Estatal de Consulta y Participación Ciudadana en Materia de Seguridad Pública, para asegurar que «la seguridad debe ser abordada desde todas las instancias de la sociedad civil organizada, y la academia no es la excepción», en el pleno legislativo la bancada del PRI presentaba un punto de acuerdo para citarlo a comparecer.
La iniciativa leída en voz de la diputada Gaby Basurto tenía el propósito de que el rector de la Máxima Casa de Estudios rindiera cuentas respecto a la extensión de su periodo al frente de la Universidad, así como de diversas direcciones, debido a las discrepancias con la comunidad universitaria.
Bien raro que la secta legislativa (que la hay) votó en contra y no se pudieron reunir los votos suficientes para que la iniciativa fuera considerada de urgente y obvia resolución. ¿Qué interés tendría el oficialismo en defender a un personaje que le ha hecho el caldo gordo a la «nueva gobernanza»? Será que ahora se dedica a organizarle eventos a los candidatos de la coalición «Sigamos Haciendo Historia», violando la autonomía de la Universidad.
El desencanto, así parece, continuará este miércoles Día del Maestro, pues ya desde los festejos con motivo del Día de la Madre, Rubén Ibarra optó por celebrar únicamente con agremiadas del STUAZ y desdeñó la invitación del SPAUAZ.
Este desdén tampoco es gratuito, pues desde la elección de Jenny González han sobrado los ejemplos de la misoginia del rector, que se niega a atender a la dirigente del Sindicato y las demandas de sus representados.
Así pues, ¿habría motivos para pensar mal de la extensión de su periodo al frente de la Rectoría de la UAZ?, ¿o su desempeño le ha hecho merecedor de otro año más como rector?