Antes del 2 de junio me lamentaba de las mentiras repetidas a diario por el Presidente de México: “Ya se acabó la corrupción y la impunidad, ya no hay más violencia en el país, solamente más homicidios”, “No somos iguales que los anteriores gobiernos del período neoliberal”.
El actual gobierno superó por mucho el número de homicidios, feminicidios, secuestros, personas desaparecidas y candidatos asesinados en comparación con los gobiernos anteriores. El país se encuentra en manos de la delincuencia, hay desplazamiento de jóvenes, cobran derecho de piso. Se ha incrementado la corrupción y opacidad principalmente en sus obras faraónicas.
El Presidente ha intentado destruir las instituciones que son parte de la democracia y un contrapeso al gobierno, ha conferido al Ejército actividades que no le corresponden. Ha coartado la libertad de expresión, no hay día que no descalifique y agreda verbalmente a los periodistas y medios de comunicación que considera adversarios, aumentando el ambiente de polarización y riesgo.
El día 2 de junio, temprano fui a la casilla que me corresponde muy motivada a ejercer mi derecho a votar, me dio mucho gusto ver más participación que en anteriores elecciones, iba convencida de que ganaría la democracia.
Soñé con el deseo de que terminara el abuso y concentración del poder, el autoritarismo y la polarización. Soñé con ver una mejoría en la seguridad pública, abastecimiento eficiente, suficiente y oportuno de medicinas, mejor educación, más y mejores oportunidades de empleo para todos, menos desigualdades, más transparencia, honestidad, respeto y compromiso…
Día 3 de junio, veo los datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) que anunciaban como presidenta electa a Claudia Sheinbaum, inmediatamente pienso en el fraude electoral, experimento un dolor en mi pecho y una enorme tristeza, como cuando fallece un familiar o amigo muy cercano, me sentí como huérfana, no encuentro palabras para describir tantos sentimientos, es impotencia, decepción, frustración, preocupación, desconfianza…
La actuación de la presidenta Guadalupe Taddei, presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), sometida a la voluntad del Presidente, deja mucho qué desear al conducirse en forma deshonesta y reprobable, ya que mientras que el Presidente se entrometió en la campaña de “su candidata”, la presidenta del INE simplemente se hizo de la vista gorda.
Hay suficientes elementos para acusar a AMLO como delincuente electoral, ya que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha confirmado que el presidente Andrés Manuel López Obrador violó las leyes electorales al intervenir reiteradamente en el proceso electoral, vulnerando los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad en la contienda.
También está muy claro que se utilizaron recursos públicos (elección de Estado) para apoyar a la candidata oficialista, simplemente en la Ciudad de México no me tocó ver un solo póster de Xóchitl Gálvez, mientras que de Claudia Sheinbaum y Clara Brugada estaban tapizados los puentes peatonales, propaganda de MORENA en los autobuses, taxis, en los postes había propaganda de uno y otro lado y los pocos posters de Taboada habían sido arrancados y algunos enrollados y encima de ellos los de Clara Brugada. En el “arranque de campaña” de Sheinbaum me tocó ver kilómetros de autobuses “acarreando” gente de muchos estados donde gobierna MORENA para su asistencia al Zócalo.
A eso debemos sumar que un gran porcentaje de personas apáticas se abstiene de votar; por otra parte, a gran parte de los ciudadanos que forman parte del padrón de los programas sociales, el gobierno a través de los servidores de la nación les condicionó seguir recibiendo dichas transferencias a cambio del voto, algunos se sintieron amenazados, otros vendieron su voto, generalmente la población más vulnerable y condicionar el voto también es un delito electoral.
Hay evidencias de errores en actas de algunas casillas, inconsistencias en el PREP, así como la participación de la delincuencia organizada en el proceso electoral. Si las cosas hubieran sido al revés, y Andrés Manuel López Obrador estuviera en el lugar de Xóchitl Gálvez, ya hubiera pedido voto por voto, casilla por casilla, habría tomado el Zócalo. No me cabe la menor duda, este proceso electoral fue fraudulento, se debe impugnar ante el INE.
Totalmente de acuerdo con tu comentario y sentimiento. Al parecer ya hay evidencias del fraude, se va a impugnar, aunque este proceso pueda llevar algunos meses, pero se debe de luchar hasta agotar todas las instancias jurídicas nacionales e internacionales.