Los desplazados climáticos son aquellas personas que se encuentran fuera de sus hogares y de la zona en la que habitualmente viven debido al cambio climático o a desastres naturales, y que han debido realizar una migración forzada. También se les conoce como refugiados o emigrantes ambientales.
Debido a esta situación abandonan la región en la que residen para cruzar las fronteras de su país, pero el cambio climático también puede ocasionar movimientos internos que afectan a las personas en sus propios países. Es más, la mayoría de los desplazamientos relacionados con desastres ambientales y los impactos del cambio climático son internos.
Por eso, frente a quienes emplean la expresión “refugiados climáticos”, ésta no está contemplada en el derecho internacional, por lo tanto no hay datos exactos sobre el número de personas que han abandonado sus hogares debido a las consecuencias del cambio climático.
En ocasiones, la zona que asignan los gobiernos para poder ubicar un campo de refugiados ambientales está en regiones donde no hay agua, otras, en cambio, debido a la mala infraestructura, tienen el riesgo de inundarse. Todo esto termina afectando a la población refugiada que es objeto de múltiples desplazamientos no sólo por persecución o por guerras y conflictos, sino también por factores medioambientales.
El cambio climático afecta en mayor medida a las poblaciones con menos recursos, a las regiones en desarrollo o aquellas que sufren algún conflicto. Se calcula que el 84% de los desplazados climáticos o refugiados ambientales del mundo se encuentran en países en desarrollo.
En este contexto, a través del grupo sobre desplazamiento climático que se creó a raíz del Acuerdo de París, se trabaja para que los gobiernos puedan adoptar legislaciones que les aporten protección, al mismo tiempo, dan asistencia a los refugiados ambientales por el cambio climático.
Los expertos mencionan algunos proyectos de la organización en torno a las energías renovables y el respeto al medio ambiente, como la situación en un campo de refugiados de Azraq, en Jordania, uno de los más grandes del mundo, donde existe una central con placas fotovoltaicas que abastece de energía prácticamente a toda la población de campamentos. O bien, la historia de cómo un grupo de refugiados en Egipto inició un trabajo de colaboración para limpiar de plásticos el Nilo.
En el año 1951 se aprobó la Convención de Ginebra como marco jurídico para los refugiados. Un refugiado ya no es sólo la persona que tiene que huir de un país con regímenes políticos represivos o quienes escapan de conflictos armados. El cambio climático es un factor que actúa como catalizador de estos movimientos migratorios.
La deforestación, el aumento desproporcionado de la emisiones de gases de efecto invernadero y el crecimiento acelerado de la población son algunas de las causas del cambio climático, que es el desafío pro excelencia de nuestro tiempo y del que ya se pueden observar sus graves y variados efectos.
Se trata de un factor que incrementa o exacerba otras tendencias que hay a nivel mundial, como la migración hacia las ciudades, la urbanización, la inseguridad alimentaria y energética, así como los problemas para el acceso al agua.
Desde los años 70 se han duplicado la probabilidad de desplazamientos por causas climáticas y cada año hay en torno a 20 millones de desplazamientos climáticos que se ven obligados a hacerlo por estas razones.