Es un gusto poder seguir compartiendo mis reflexiones, opiniones y pensamientos en este espacio durante este nuevo año 2022. Espero que todos y todas hayan pasado unas apacibles fiestas de Navidad y Año Nuevo. Sé que muchos han perdido a un ser querido, se han quedado sin empleo o hay circunstancias de vida que no dan para la celebración. Que el espíritu de las fiestas pueda poner un poco de sosiego en su corazón y el 2022 permita que la carga se aligere.
En este tiempo de plantearse propósitos hice lo propio y reparé, además de caer en varios lugares comunes, en la necesidad de más fe en mi vida. Hace algunos meses un amigo me decía que envidiaba la fe de ciertas personas, que él no tenía en qué sostenerse cuando alguna vicisitud se presentaba, solo estaba él frente al problema, eso me dejó muy marcado.
Estar sin fe es estar a la deriva, solo frente a la existencia que muchas veces se torna insoportable, no tener un aliento necesario para seguir cuando muchas veces se está por llegar al objetivo. Es ese impulso final que ha hecho que los seres humanos no se rindan y logren maravillas.
Y no es cosa menor en estos tiempos de pandemia, de calentamiento global, no puedo negar que disfruté mucho del clima el diciembre reciente, pero son señales, la violencia rampante, la incertidumbre generalizada, la inflación, seguro estoy que la fe, en estos tiempos y otros ha sostenido y animado a gran parte de la sociedad.
Y la fé en sentido amplio es tan fuerte que es el centro de todas las religiones y creencias, da sentido a instituciones, organizaciones, a los proyectos personales, políticos, grupales, es la razón de ser de la vida, sana, alienta, sostiene y repara.
Por eso al comienzo de este año me he propuesto y les propongo trabajar en aumentar nuestra fe. Sé que no es cosa sencilla y que no debemos confundir con el deseo. Mucho ayuda hacer un ejercicio de mirar atrás y ver cómo hemos salido de muchas cosas peores, cómo somos capaces de vencernos a nosotros mismos y seguir adelante.
Aun en la noche más oscura, hemos sido capaces de seguir sin personas que nos sostenían, sin los ideales o creencias que creíamos definitivos, hemos proseguido cuando nuestros ídolos se han caído, seguimos después de un rompimiento familiar o social y hemos tenido esa capacidad de reinventarnos y continuar…
Crecer en la fe implica trabajo, y no es solo el mantra de querer aumentar la fe, es un trabajo personal, interno y quizá llegue a parecer vano y sin sentido, pero cuando se logre valdrá la pena.
Y tanto lo valdrá que es la base de todos los propósitos, sin la fe en nosotros mismos no lograríamos cumplir nuestras metas sin esa fortaleza, sin ese don.
Espero para ustedes un aumento considerable en su fe, y que esa fe les sostenga durante todo el 2022, sin duda, el año será más pleno y llevadero.
Bienaventurado 2022.