Los alcances de los actos vandálicos como los del domingo van más allá de lo que vemos en redes sociales y de lo que el gobierno dice; no terminan solo porque un funcionario desde la comodidad de una oficina, por órdenes del gobernador, “sale” a decir en un escueto videomensaje que todo está bajo control.
Atrás de cada auto incendiado, de cada “retén” que impidió el libre tránsito a centenas, tal vez millares de afectados, de cada persona “atorada” en medio del mismito infierno, hay una historia que parece que nuestros gobernantes no ven o tal vez ni imaginan porque son totalmente ajenos a la realidad y por eso actúan como si nada pasara.
Sin contar las pérdidas materiales, tanto de ciudadanos comunes como de transportistas (de pasajeros y de carga), quienes quedaron varados, siguieron ahí durante muchas horas más después de que funcionarios de gobierno dijeron que todo estaba bien y ya bajo control; muchos de ellos eran maestros, que después de amanecer abandonados a su suerte en las carreteras “secuestradas”, tuvieron que ir a trabajar, que al cabo ya todo estaba bajo control.
Conozco a un profesor a quien le quitaron su auto y quien con impotencia vio cómo las llamas lo envolvieron hasta dejarlo totalmente inservible, en pérdida total. En un mensaje de texto en un grupo de Whatsapp nos hizo saber que le habían quitado su carro, se notaba alterado, pero dijo que él estaba bien y subió una foto de lo que quedó de su auto.
Un vecino de mis padres, todavía pálido por el susto, contó que venía en camión desde Fresnillo, de donde es originario; ese domingo por la mañana fue a visitar a sus padres y como al profe, le tocó la de malas y quedó en medio del bloqueo: “se subieron al camión y nos dijeron ‘aquí echen todos los celulares y todo el dinero que traigan hijos de…’, ¿cree que alguien se animaba a llevarles la contraria?”.
Un estudiante universitario, compañero de mi hijo, pidió apoyo también por medio de un grupo de amigos de la escuela. ¡Necesitaba cuatro llantas! Las cuatro se le poncharon en la carretera Jerez-Zacatecas, iba con una prima y una amiga al Pueblo Mágico, de donde son originarios y les tocó también la de malas de pasar por una carretera “regada” con ponchallantas. El mensaje pedía ayuda a quien estuviera cerca, a quien tuviera y le hiciera el favor, a quien se animara a moverse para sacarlos de una pesadilla que no era de ellos.
Y así puedo seguir escribiendo historias de lo que pasó ese domingo y nunca sería suficiente para, al menos, provocar una imagen escueta de lo que esas personas pasaron.
¿Quién pagará los vehículos incendiados? ¿Darán subsidio –tan de moda en este gobierno– para que todos los que resultaron con llantas ponchadas compren neumáticos nuevos? ¿Les repondrán los teléfonos celulares que les quitaron? ¿Quién se hará responsable de las horas en medio de una noche fría en medio de la nada? ¿Pagarán a todos terapia psicológica para superar el terror que vivieron? Estas, entre otras preguntas sin respuesta, se suman a las muchas que todos los días nos hacemos en Zacatecas (y tal vez el país entero).
¿Por qué nadie habla de lo que la gente como usted o como yo pasamos cuando ocurren estas cosas? ¿Por qué tanta insensibilidad de la cúpula gobernante para con los verdaderamente afectados por tanta violencia que somos los ciudadanos “de a pie”?
Por eso, el magisterio acusó de insensible al gobierno, en específico a la secretaria de Educación, porque sin tomar en cuenta lo que pudieron pasar tanto alumnos como maestros, con cínica desfachatez salió a decir que todo estaba bajo control y que las clases no se suspenderían, ¿tendrá conocimiento que muchos maestros y alumnos quedaron en medio de los bloqueos? ¿Cuál es el parámetro para afirmar que todo está bajo control?
Ante el desolador panorama, desde el centro, porque aquí en el terruño ningún líder sindical dio la cara, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación exigió al gobierno de David Monreal resolver la crisis de inseguridad y violencia que afecta no sólo a los maestros, sino a todo el aparato educativo. “El gobierno de Zacatecas está obligado a crear condiciones para la continuidad de los servicios educativos, porque sin educación no es posible sentar las bases para la paz, la seguridad, el desarrollo y la prosperidad”, sentencia Alfonso Cepeda Salas, secretario general del SNTE en una carta pública dirigida al gobernador.
Y a propósito del Día Internacional Contra la Corrupción (9 de diciembre), parafraseo afirmaciones hechas en un foro para conmemorar el día –promovido por la Secretaría de la Función Pública–: Corrupción no solo es robar del erario, sino también poner a funcionarios o servidores públicos que no cumplen con el perfil y por tanto, no dan resultados, entonces ¿hasta cuándo se aplicarán las leyes, reglamentos y normas para combatir la corrupción que hay en Zacatecas? ¿Hasta cuándo se harán valer las instituciones que deben ser garantes de la transparencia y el buen gobierno?