Porfirio Muñoz Ledo nació en la Ciudad de México en 1933, estudió Derecho en la UNAM y desde entonces mostró sus dotes de líder al presidir la sociedad de alumnos; cursó un Doctorado en Ciencia Política en la Universidad de París y en 1972, a los 39 años de edad, Luis Echeverría lo nombró Secretario del Trabajo y Previsión Social; tres años después (en 1975) fue designado Presidente del CEN del PRI en sustitución de Reyes Heroles para hacerse cargo de la campaña de López Portillo quien, al tomar posesión, lo designó Secretario de Educación Pública, solo duró un año en el cargo.
En 1979 López Portillo lo mandó de representante de México ante la ONU y presidió el Consejo de Seguridad, pero en 1985 Miguel de la Madrid lo retiró por un escándalo mediático.
Dolido regresó a México, junto con su amigo de la infancia Cuauhtémoc Cárdenas fundó la corriente democrática del PRI, los expulsaron y entonces unieron a todas las izquierdas para postular a Cuauhtémoc como candidato presidencial en contra de Salinas de Gortari. Cuauhtémoc perdió pero Porfirio entró de Diputado para interpelar a De la Madrid en su último informe de gobierno. ¡Era un sacrilegio!
Fundó y presidió el PRD, en 1991 fue candidato a gobernador de Guanajuato argumentando un supuesto “derecho de sangre”, en total fue tres veces Diputado, Senador y hasta constituyente de la Ciudad de México.
Extraordinariamente inteligente y culto, pero también complicado, no sólo rompió con el PRI, también con el PRD y Cuauhtémoc; luego apoyó a Fox y también salieron mal; fundó MORENA, apoyó a López Obrador y obviamente acabaron mal. Y en su vida personal lo mismo, se divorció tres veces.
Pero Porfirio es el mejor parlamentario que ha tenido este país, lo conocí en la LV Legislatura del Senado, eran 61 Senadores del PRI y solo tres de la oposición, a todos les daba batería, me convertí en su fan.
Y es que era un tribuno elocuente, sarcástico y exquisitamente mordaz, al presidente Salinas le dijo que era un hombre visionario, pero porque veía visiones; a Rogelio Montemayor lo redujo a Rogelio Montemenor; a Carpizo le dijo que su única paternidad era la de la CNDH (hoy la comunidad LGBTT lo hubiera destrozado por ese comentario); a Mario Villanueva Madrid ni le contestaba, “yo elijo el nivel de mis contrincantes” decía.
El domingo murió Muñoz Ledo, el más grande, el más hábil, el más encantador de todos los dinosaurios.